JOSE DEMASCENO
1968, Rio de Janeiro,
Brasil
Este artista es un paradigma de los derroteros de la
escultura y la instalación de Brasil. Desde los años 60 estas prácticas han
alcanzado allí un refinamiento y una complejidad que han llegado a acuñar un
sello característico. Los artistas brasileños han introducido –quizá paradójicamente-expresividad,
sensualidad y juego en el postminimalismo y el pos conceptualismo, han
complicado la estética del material, dotándolo a la vez de carga subjetiva, han
sofisticado el arte de la instalación, y
han diversificado, vuelto más compleja y aun subvertido la práctica del “
lenguaje Internacional Contemporáneo”.
Muy adecuadamente se ha
afirmado que damasceno trabaja con sistemas, tanto desorganizado los
existentes como creando otros nuevos, o estableciendo relaciones insólitas
entre ellos. No obstante sino añadimos otros matices cruciales podría pensarse
en una obra analítica, objetiva, o centrada en una pura investigación estructural.
Sería más exacto afirmar que Demasceno es un poeta de los sistemas. Tanto por
su enfoque subjetivo como por las imágenes sintéticas que produce, pero sobre
todo por volvernos las cosas más complicadas en vez de diseccionarlas. Es decir,
por que intenta seguir la madeja de la
realidad viva más que actuar desde un laboratorio-conceptual.
El ha insistido en que lo llamamos “realidad” es un tejido
de innumerables estratos, dimensiones, densidades y porosidades de toda índole.
Para el artista se trata de una inabarcable red de canales de gran complejidad
estructural, que se mueven y transforman de acuerdo con otro universo vastísimo,
el de los diferentes puntos de vista desde los cuales la abordamos. Su arte
explora este intrincado nudo, y lo hace partiendo quizá de una conciencia de la
imposibilidad de la tarea. Hay algo de utopía pesimista en su trabajo. De ahí este
tenga que ver más con el misterio que con la claridad, porque se coloca en el
entretejido mismo de estos sistemas. Por eso inventa mucho más que analiza.
A la vez encontramos una impronta constructiva en su trasfondo-tan
suave como arraigada-, oculta tras la vibrante subjetividad de las obras. Por mas
insólitas, inventivas y provocadoras que estas puedan ser, casi nunca “se sueltan”.
No se señala esto como una limitación sino como un rasgo contribuye el carácter
de estos trabajos. Una zona importante del arte brasileño se basa en desarreglar
imagines preexistentes, no como un procedimiento de diseño, sino dentro de una
variedad de estrategias estética-discursivas. Ellas, de cierto modo, subvienen
desde dentro el marco constructivo, pero sin quebrantarlo, más bien ampliando
sus posibilidades hacia campos inéditos, pulsando una tensión creadora de
significados. Demasceno se sitúa en el grado cero de la voluntad constructiva,
del orden y del desorden, y desde allí nos sorprende con sus actos de magia y filosofía.