Esta es la primera exposición pública de Mauricio Sanhueza después de haber concluido sus estudios de arte un par de años atrás. La espera ha valido la pena. Si bien el artista mantiene sus obsesiones – erotismo, ideología, violencia y sarcasmo – lo hace de manera más sutil que en sus épocas de aprendizaje mostrando la madurez adquirida en estos tiempos de reflexión.
Mauricio domina a la perfección la iconografía popular contemporánea, particularmente la que procede de los medios de comunicación, como el cine, la TV o internet. Por eso su obra pudiera considerarse una vertiente posmoderna del Pop, aunque esté alejado de toda ortodoxia. Sus imágenes en realidad plantean una dicotomía proveniente de fuentes contradictorias y su ironía se evidencia en la mayoría de sus obras. Lejos de lo acostumbrado hay una irreverencia –ciertamente respetuosa- a íconos como el Che Guevara y el Zambo Cavero, por mencionar algunos casos meritorios.
Mauricio es un buen pintor, pero desde la Escuela sus grandes formatos serigráficos tenían un gran impacto por la imagen elegida y la economía de color, lo que hacían de cada cuadro un emblema del movimiento y/o de la violencia. A modo de un still cinematográfico, él congelaba el instante y lo trasladaba al lienzo, otorgándole una particular energía por sus autorrestricciones al negro sobre el blanco.
En sus nuevas obras Mauricio introduce acertadamente el color de manera dosificada que le sirve de contrapunto a la figura central, en una acertadísima dicotomía entre signos y símbolos que hacen de sus cuadros un atractivo ejemplo de un arte popular urbano, inteligente e internacional.
En este pop no hay el achoramiento chicha, pero sí hay insolencia. Ésta proviene de otro tipo de irreverencias, de otros aspectos de la cultura basados en imágenes que todos consumimos y que por lo tanto son altamente identificables. Precisamente su mayor acierto es darle una nueva connotación a lo ya asimilado gracias a la yuxtaposición de elementos que proceden de fuentes disímiles.
Esta promisoria primera individual permite apreciar a un ingenioso artista joven. Lo que vendrá después es imposible de avizorar, lo importante es que hoy su obra tiene el interés suficiente para esperar su siguiente exposición.
Luis Lama
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