Nacido en Cleveland, en 1939, Es Craven fue criado en el
seno de una familia bautista fundamentalista por lo que recién descubrió las
películas en su adolescencia. Este ex profesor de humanidades se asoció a la
industria del cine primero como asistente de producción y editor para varias series B, una de ellas
es Together (1971) de Sean S. Cunningham, el futuro creador de Viernes 13.
Su debut oficial como director fue con la ultraviolenta La
última casa a la izquierda (1972). Su filmografía incluye dos grandes éxitos
comerciales- Pesadilla en Elm Street (1984) y Scream (1996)- pero también obras
de culto como Las Colinas Tienen Ojos (1977) y La Serpiente y el Arco Iris
(1987) que son clásicos modernos del género fantástico.
Craven también ha trabajado mucho en la televisión, a través
de series y telefilmes.
En el 2005 retornó a las pantallas tras cinco años de
silencio. La Marca de la Bestia- escrita por Kevin Williamson-fue una
producción atribulada y condenada desde su gestación al fracaso. La crítica y
el público nunca le dieron una oportunidad. En cambio, Vuelo Nocturno tuvo un
rodaje bastante apacible y llegó a las salas antes de lo previsto,
adelantándose por unos meses a Plan de Vuelo, su directa competidora. El
maestro no ha perdido su toque.
La última casa a la Izquierda (1972)
La última casa a la izquierda podría ser confundida con una
película de estudiante, ya que técnicamente es rudimentaria como cualquier
corto universitario y se regodea en escenas de extremada crueldad y violencia.
Pese a su descuidada factura visual y su raíz de explotación, la cinta es
raramente sofisticada y logra ser escandalosa en un sentido surrealista.
Inspirado en partes iguales por El Manantial de la Doncella
de Igmar Bergman y la guerra de Vietmam, Craven elaboró esta retorcida fábula
contracultural sobre la vejación de la inocencia en un pueblo de los Estados
Unidos cercado por las droga, el rock n roll y la liberación sexual. Ecos de
Scream y Pesadilla en Elm Street.
Y es que todo Craven está aquí concentrado, de una forma
cruda aunque poderosa Desde las escenas
oníricas (infaltables en cualquier película suya) hasta el uso poético
del hogar como punto de partida y de llegada ante los peligros de un mundo
inseguro.
Pese a la leyenda negra que se cierne sobre sus cuestas
(censurado por treinta años en Gran Bretaña y calificada por Leonard Maltin
como la peor película de la historia) sorprende encontrarse con pinceladas de
humor satírico en los momentos de mayor dureza.(Claudio Cordero)
Pesadilla en Elm
Street.
Para cualquiera que haya visto películas de horror en los
80, la imagen de aquel hombre con el rostro quemado, un guante con cuchillas y
vestido con un sombrero y suéter, era
suficiente para impedirles no dormir por varias noches. Ese es el legado que ha dejado Freddy Krueger, el
asesino de niños que regresa a cobrar venganza
contra los padres que lo eliminaron matando a sus hijos en sueños.
Con este filme, Wes Craven fue catapultado a formar filas
entre los grandes del género de horror. Pesadilla en Elm Street tiene la
distinción de ser la película que revitalizó
al género slasher o de asesinos en serie, al añadirle un componente psicológico
y surreal que lo hizo superar a sus pares, que sòlo se preocupaban por mostrar
una muerte sangrienta tras otra sin prestarle atención a la trama, que en este
caso era más trabajada que lo normal.
Fue esta mística lo que hizo popular a la película, junto
con la memorable actuación de Robert Englund, por siempre sinónimo como el psicópata
Krueger. Si bien en futuras entregas el personaje se volvió un payaso propenso
a contar chistes malos, en eta primera parte Craven lo muestra como debe ser:
un amoral y sádico asesino que mata con métodos imaginativos y se mantiene en
las sombras.
Aunque le tomaría mucho tiempo gozar del mismo éxito que
tuvo en esta etapa. Wes Craven marcó un hito dentro del terror con una película
oscura y sangrienta, que se ha ganado un merecido sitial dentro de las
favoritas de los fanáticos. (Ernesto Zelaya)
La gente detrás de
las paredes (1991)
La residencia laberíntica de una pareja desquiciada es la
premisa idónea para que Wes Craven regale a sus espectadores una película llena
de sorpresas. Injustamente menospreciada, La gente detrás de las paredes es un
pulcro ejercicio de terror en el que se inmiscuyen pinceladas de humor perverso
al mejor estilo de su realizador.
Desde la perspectiva de Fool ( Brandon Adams), un niño que
recorre la casa maldita, presenciamos como logra vencer los macabros obstáculos
que se interponen en su travesía. Y es quizás ésta la mayor ventaja del filme,
pues ante todo es un simpático relato de aprendizaje: gracias a su bondad,
inocencia y coraje, Fool vence a mal en cada paso que da.
Como contrapunto del muchacho se encuentra la dupla
endemoniada que habita la casa. Luego de ver la escalofriante química entre
Everett McGill y Wendy Robbie en Twin Peaks de David Lynch, Craven los elegiría
para interpretar a Papá y Mamá en esta obra. Notable decisión, porque erizan la
piel con la demencia que transmiten sus rostros poseídos. Son tan feroces como
el rottweiler que tienen de mascota. De ellos puede esperarse lo que sea, y por
ello sus actos no conocen límites. Otros personajes divertidos como Alice, Roach y Leroy ( Ving Rhames, poco
antes de hacerse conocer como Marsellus Wallace en Pulp Fiction) brindan matices
que colaboran con la efectividad de la película.
Chillidos, sangre, incesto y antropofagia conforman esta
montaña rusa de entretenimiento irrefrenable a cargo de un verdadero maestro
del horror.(Gabriel Meseth)
La Nueva Pesadilla
(1994)
Anticipándose a Scream, Craven elaboró esta cinta de horror
metalingüístico en la que Freddy Kruger intenta traspasar la ficción para
habitar nuestro mundo. Al parecer, una nueva entrega de Pesadilla en Elm Street
está en pre-producción… y cosas muy extrañas están sucediéndole a Heather
Langenkamp, la actriz que interpretara a Nancy en el filme original; no sólo
recibe llamadas amenazadoras de un presunto admirador, sino que, además su
pequeño hijo imagina que hay un “hombre malo” debajo de su cama que aparece al
quedarse dormido. Todo eso hace que nos preguntemos: ¿realmente Freddy está
muerto?
Este personalísimo experimento dentro del género de terror
tiene mucho de cerebral- característico de una obra autorreferencial -; pero su
valor artístico es principalmente emocional; es, sin duda, una de las
creaciones más espeluznantes del maestro del grito y una de las más
representativas de sus inquietudes filosóficas. La confusión de la realidad con
los sueños, y la utilización de estos últimos
como metáfora del cine, alcanzaron aquí un notable y fluido devenir. Langenkamp
es esa “actriz que no quiere actuar”, hasta que su vida empieza a parecerse a
una película de Wes Craven, el mismo que hace una aparición especial (como sí
mismo) al lado de Robert Englund; curiosamente, ninguno de ellos mueve un dedo
por salvar a su compañera, quizás porque necesitan de una mujer aterrada para
echar a andar su imaginación.(Claudio Cordero)
Scream (1996)
Lo grandioso de Scream es que es capaz de tributar y
parodiar simultáneamente un género(las películas de terror adolescente) que a
su vez cumple a la perfección. Este doblez es su principal virtud.
Probablemente el producto más acabado de Craven. El director presenta un mundo
riguroso de reglas y clichés, inspirados en los formulismos que sostienen la
cultura de masas norteamericana, donde, como recalca la película más de una vez,
importan menos las causas de los eventos que la dinámica que en sí generan. De
esta forma la trama, compleja hasta el absurdo, queda disuelta( así como sus
posibles cabos sueltos) en una vorágine de asesinatos, que son la excusa
perfecta para mostrar truculencias y convenciones, generando al mismo tiempo un
discurso sobre ellas mismas. Así, apelando a múltiples referencias fílmicas y
televisivas (incluso el propio director aparece tributando a Freddy Kruger),
Craven, junto al guionista Kevin Williamson (responsable de la serie ‘Dawson’s
Creek’, donde también se exhiben en los mass media) se encargan de exponer y
subvertir los pactos dramáticos que exige la industria de entretenimiento,
dotando al filme de un segundo nivel de lectura crítica donde el humor y la
ironía pasan a jugar, codo a codo con los gritos y la sangre que anticipa en
clave el título del filme. Notable. (Jerónimo Pimentel)
Extraído de Godard, revista de cine Nº 8
1 comentario:
Más de una vez el bueno de Wes me ha hecho pegarme un buen susto, y se lo agradezco. Viva el cine de horror serie B.
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