1967,LaHabana, Cuba
El artista es un interlocutor, y un arqueólogo, de la urbe contemporánea. hasta donde sé, se trata del único artista plástico actual cuya obra toda esta consagrada a una reflexión, y una poética, de la problemática urbana. Esto corresponde muy bien con la época de urbanización acelerada en que vivimos, un fenómeno que afecta sobre todo al tercer mundo y que está produciendo grandes mudanzas sociales y culturales. Baste pensar que, según los pronósticos, para 2025 dos tercios de la población del planeta habitara en ciudades, y dos tercios de ellos vivirán en países pobres.
Desde sus inicios como estudiantes,
Garaicoa ha centrado su obra en el tema de la ciudad, y lo ha mantenido
con consistencia como eje fundamental y casi exclusivo, no obstante los
cambios en su evolución artística. Estos lo han llevado de una línea más
“sociológica” y de intervención urbana al comienzo de su carrera, al
acercamiento más formal y poético que predomina en su labor actual.
La Habana, su ciudad natal, ha sido el detonante y la base de su obra, propiciándole una mirada y una sensibilidad particular, moldeadas por el carácter único de esta urbe, que él ha sabido expresar como ningún artista. Garaicoa ha extendido esta mirada con acierto hacia otras ciudades del mundo que también lo han motivado (que van de Nueva York a Luanda), y, mas allá, hacia una visión general de lo urbano. La Habana es una ciudad-museo y a la vez una ruina viviente, donde se mezcla las evidencias de un pasado opulento con la miseria y la crisis social. Es también un símbolo del derrumbe de la utopía, aspecto que centro el “ciclo cubano “del artista quien se proyecto mas allá del tema de Cuba hacia reflexiones de vasto alcance. Así, su video-instalación “Cuatro Cubanos constituye, por un lado, la única obra de valor hasta ahora realizada en ese país sobre un tema tabú: la guerra en Angola. Por otro, sobrepasa su tema concreto para producir una de las imágenes más formidablemente pesimistas con que la cultura contemporánea ha sentido y resumido la crisis de la utopía.
Garaicoa ha hecho casi todo, desplazándose con coherencia entre la intervención urbana, la instalación, la fotografía, el video, el dibujo y la performance a menudo cambiándolos. Algunas piezas mantiene el filo critico inicial, reflexionan acerca de la historia, la utopía los procesos sociales, destacando sus ironías. En esta dirección, su trabajo puede llegar adquirir un sentido testimonial. En otra, estiliza una estética de la ciudad, construyendo refinadas abstracciones de las tramas y perfiles urbanos. Siguiendo su interés en la arquitectura, su trabajo mismo se ha vuelto más constructivo, en el sentido de basarse cada vez más en la creación de estructuras complejas que a menudo discuten las estructuras de las ciudades y arquitecturas reales o imaginadas.
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