Viviendo la posteridad


Ya estamos instalados en la posteridad. En cada pequeño acto de nuestra vida cotidiana, está la intención de dejar una pequeña huella, una marca. Por ejemplo, en el mensaje que dejamos en nuestra red social favorita, ese que todos leerán si nos morimos antes de desactivar la cuenta; en las fotos de la última fiesta o reunión, que colgamos presurosos y exhibicionistas. O en los blogs que llenamos con nuestras obsesiones preferidas.

Vivimos para una imaginaria posteridad, cuando menos podemos jugar a que esta existe, y tomar la delantera eternizándonos en mensajes, ideas y opiniones.

Por eso invitamos a quien lo desee, a dejar una huella en este espacio.


lunes, 17 de octubre de 2011

¡Mi Novio Es Un Zombi! O de cómo una leyenda popular se ha convertido en la nueva obsesión de nuestra automatizada sociedad de consumo.

La Noche De los Muertos Vivientes de George A. Romero
Por Cecilia Medo

Desde hace un tiempo, los zombis han empezado a inundar nuestras pantallas caseras con series como “Walking Dead” (basada a su vez en un popular comic), y ni qué decir de las taquilleras películas donde los cadáveres come-cerebros son las estrellas. El zombi, o el muerto vivo, le está quitando su sitial al otrora rey de la galería de monstruos, el consagrado vampiro. Y esto resulta increíble, porque en la literatura especializada, el zombi siempre fue considerado el monstruo de menor importancia, el último del ranking, el patito feo del averno, despreciado por la momia y el hombre lobo.
Tengo una primera teoría que explicaría la reciente fascinación por los cadáveres animados –y hambrientos de cerebros-, y la compartiré con ustedes: la culpa la tendría Stephenie Meyer, autora de las novelas Crepúsculo, Luna Nueva, Eclipse y etc. Que a su vez generaron las insoportables películas protagonizadas por el blandengue de Robert Pattinson. Pattinson como vampiro no califica ni para zancudo, ¡es un loser total! y me temo que ha destruido la imagen de monstruo sexy, potente, viril y seductor que se asociaba con el vampiro masculino hasta no hace tanto tiempo.
Escena del notable filme de Romero (1968)
¿Cómo Se Hace Un Zombi?
Pero… ¿Qué es un zombi?
Según fuentes acreditadas, el zombi es un ser de leyenda popular, vinculado a los rituales del Vudú. En Haití se cree en el zombi como un muerto que regresa a la vida para convertirse en esclavo del hechicero – o Bokor - que logró este prodigio. Cuidado, en la realidad real, el zombi sí existiría, pero no como un cadáver “resucitado”,sino como un pobre sujeto al que se le ha privado de la voluntad al administrársele ciertas drogas muy poderosas. De hecho, el etno-botánico canadiense Wade Davis realizó serias investigaciones sobre el particular en Haití, y escribió dos libros sobre el tema: The Serpent And The Rainbow (1985) y Passage Of Darknes: The Ethnobiology Of The Haitian Zombie (1988), este científico concluyó que sí era posible lograr convertir a un incauto en algo similar a un zombi mediante el uso de un par de polvillos maléficos, uno de ellos tiene como ingrediente principal la tetrodoxina, toxina que se encuentra en el pez globo presente en la fauna marina de Japón y el Caribe. Davis también hizo conocida la historia de Clairvius Narcisse, un hombre que aseguraba haber sido víctima de esta horrenda práctica y haber sido esclavizado como zombi en una plantación durante dos años. Si bien las teorías de Davis se popularizaron bastante, no recibieron el apoyo de la comunidad científica; cosa que el investigador utilizó a su propio favor, afirmando que es precisamente porque sus estudios han dado en el clavo, que nadie quiere comprometerse a apoyarlo.
Otra fuente donde se encontraría más polvo zombi sería en el estramonio, que se conoce como Cocombre zombi, o Pepino zombi. En cuanto al segundo polvo, se supone que este contiene una sustancia psicoactiva que puede anular la voluntad por un largo período de tiempo, y se supone que el mismo le es administrado al zombi con regularidad, para asegurarse su despersonalización y pasividad totales.
Sea cual fuere la verdad, se supone que cualquier pobre cristiano que ingiriese alguna de las sustancias citadas -en las dosis siniestramente apropiadas- podría ser enterrado vivo –con el propósito de fingir una muerte real-, y luego ser desenterrado y reanimado, y luego, mediante la ingesta de la mencionada droga con sustancias psicoactivas,se iniciaría su horrible existencia como zombi, o esclavo sin voluntad propia.
Me pregunto si los utilizarían para ir al súper mercado o para realizar faenas domésticas insufribles para el común de los mortales… Pero este es un tema muy serio, sobre todo en Haití, donde se acostumbra impedir que un difunto pueda ser convertido en zombi cortando su cabeza o inyectando en su cuerpo -ya sumido en el rigor mortis correspondiente- una considerable cantidad de agua salada, pues la sal y los zombis no se llevan.
Zombis Nazis, Noruega, 2009
Los Zombis En El Cine
El zombi es casi sinónimo de película de serie B, pero un gran cineasta como George A. Romero logró “subirlos” de categoría con su inolvidable y asfixiante La Noche De Los Muertos Vivientes (1968). Gran película a pesar de los zombis.
Desde allí, Romero haría dos películas más con temática necrófila, Zombi (1978) junto a Dario Argento, y El Día De Los Muertos (1985). Peter Jackson, el correcto director de El Señor De Los Anillos también hizo su filme  sobre muertos ambulantes, fue una película para adolescentes llamada Tu Madre Se Ha Comido A Mi Perro o Braindead (1992). Más reciente es Resident Evil de Paul W.S. Anderson (2002), con la bella Milla Jovovich como estrella; el éxito de esta generó una saga: ‘Resident Evil: Apocalipsis’ (2004), ‘Resident Evil: Extinción’ (2007) y 'Resident Evil: Afterlife, muy reciente. Bueno, la lista es interminable, hasta el musculoso y saludable Will Smith tiene su pela de zombis en su currículum vitae: “Soy Leyenda” de Francis Lawrence (2007). Incluso en Noruega se animaron con el tema, Zombis Nazis es la muestra (Tommy Wirkola, 2009). Ser nazi ya es bastante malo, ahora, ser un zombi-nazi es una perversión total.
El Zombi Literario
Se dice que el primer zombi aparecido en la literatura lo habría hecho hacia fines del siglo XVII. Alrededor de 1697 el francés Paul-Alexis Blessebois llevó a la ficción un relato que le inspiraran sus viajes y estadías tanto en la Isla Guadalupe como en… ¡Perú! De hecho, su relato -más bien farsesco- se llamó EL Zombi Del Gran Perú (Le Zombie du Grand Pérou). Estos y otros relatos aislados, unidos a las leyendas populares sobre esta clase de abominaciones, empezarían a darle forma al maloliente mito del zombi. Edgar Allan Poe incluiría zombis en La Caída De La Casa Usher (1839) y en La Verdad Sobre El Caso Del Señor Valdemar (1845. Ambrose Bierce lo haría en el relato La Muerte De Halpin Frayser (1893). Otro simpatizante de este monstruo fue H.P.Lovecraft, quien lo utilizó a través de varios de sus escalofriantes relatos. Más recientemente, Max Brooks -hijo de Mel Brooks- ha escrito Zombi – Guía De Supervivencia y Guerra Mundial Z: Una Historia Oral De La Guerra Zombi. En el mundo hispano también se ha escrito sobre el tema, en España se editó el libro Apocalipsis Z basado en un blog del mismo título, cuyo autor es el escritor español Manel Loureiro; también tenemos Los Caminantes, del malagueño Carlos Sisí, que cuenta cómo una suerte de pandemia zombi termina con la raza humana de manera realmente efectiva. Según parece los muertos vivientes son tan populares en las casas editoriales como en Hollywood.

El Zombi En El Diván 
La pregunta que me hago es ¿por qué esta reciente obsesión por el zombi? ¿Por qué la gente está tan fascinada con estos cadáveres que, en el colmo de lo absurdo, se mueren de hambre pero no dejan de podrirse? Veamos, si un vampiro te elige como víctima, tiene algo que ofrecerte a cambio: te hará poderoso(a)joven e inmortal, como él o ella. Además, te seducirá antes de morderte el cuello, será encantador e irresistible. Quizás lo más importante es que te ofrecerá algo concreto: una vida bastante placentera, dormir todo el día y salir de fiesta cada noche, ser glamoroso(a) y verte regio(a), siempre que uses un poderoso bloqueador solar.
Pero ¿qué te ofrece un zombi? Te lo diré tal como es: Nada. Te comerá el coco, literalmente, pero eso será todo. Luego te convertirás en otro zombi, pero ni siquiera serás consciente de ello. Perseguirás a los humanos vivos para comerte sus pobres cerebros y, en el trayecto, se te irán cayendo los miembros uno a uno y la piel se te volverá más verde-ceniza a cada hora que pase.
¿No será que el zombi es la imagen o metáfora de nosotros mismos, tal como somos hoy en día?
Quizás esos ejércitos de muertos vivientes que arrasan ciudades y centros comerciales, no son otra cosa que un retrato extremo de nuestra sociedad automatizada, despersonalizada, ávida de consumir solamente por consumir, tal como lo hace el zombi, quien finalmente no obtiene ninguna nutrición al tragar cerebros sanguinolentos, contrariamente del vampiro, quién se nutre, vive  y rejuvenece al beber sangre -siendo el simbolismo de la sangre la vida misma, eso hasta en la biblia queda claro-. O quizás nuestra enferma sociedad tánato-fóbica y cultora de la juventud eterna encuentra en el zombi esa promesa de continuar, de seguir viva y consumiendo, tanto da si son cerebros o tarjetas de crédito. No importa cómo, la cosa es que  nadie se muera, que nos podamos convertir en algo, lo que sea, pero algo… que tenga hambre. Que sea insaciable...

Un momento...
¿Acaso no estoy hablando de nosotros? 

Alaska & Dinarama: "Mi novio es un zombi"
                                               

                                                                                     "Chorea":  Esben & The Witch

2 comentarios:

Jorge Bazo dijo...

Un gran artículo Ceci, no porque seasw mi amiga tengo que sobarte...realmente me ha gustado mucho y me ha hecho pensar mucho sobre mi condición de no-
muerto!!!!!

Cecilia Medo dijo...

Gracias querido (Jorge) KmoT, me halagas enormemente. Y no porque seamos amigos, pero te vuelvo a invitar a colaborar nuevamente en Post, dale... ¡es casi un ruego!