Viviendo la posteridad


Ya estamos instalados en la posteridad. En cada pequeño acto de nuestra vida cotidiana, está la intención de dejar una pequeña huella, una marca. Por ejemplo, en el mensaje que dejamos en nuestra red social favorita, ese que todos leerán si nos morimos antes de desactivar la cuenta; en las fotos de la última fiesta o reunión, que colgamos presurosos y exhibicionistas. O en los blogs que llenamos con nuestras obsesiones preferidas.

Vivimos para una imaginaria posteridad, cuando menos podemos jugar a que esta existe, y tomar la delantera eternizándonos en mensajes, ideas y opiniones.

Por eso invitamos a quien lo desee, a dejar una huella en este espacio.


lunes, 30 de enero de 2012

Muestra individual de Juan Diego Capurro en Bruno Gallery



Del surrealismo al gore
 
 
Pensando a partir del gore y a través de la imaginación de utilería de su simulacro, Juan Diego Capurro hizo de la fotocopia y de su reproducción una maquinaria del recorte y de la alteración. Desde Max Ernst, o más precisamente desde Heartfield y Hanna Höch (y un olvidado crédito nacional, César Moro) el recorte, el fotomontaje y el collage se hicieron, hace casi un siglo, un territorio libre en el espacio detenido de la impresión y la reproducción ilimitada. La suma de las varias alteraciones y apariciones sorpresivas en esa invasión directa a la carne de las imágenes de lo mediático y cotidiano, permitió en su momento abrir una rendija hacia ese otro desconocido que revive y se activa a través del recorte y su desenfrenada pegatina.
En ese proceso de recorte, lo aleatorio y su sorpresa son una fractura crítica en la percepción. JD Capurro hace de esta operación un elogio de la desubicación y una cita de la fábrica de re escenificaciones propias del set de un género cinematográfico de bajo presupuesto. Un contenido de velocidad visceral que hace del montaje y su recorte una parodia de la mutilación en, y de, las imágenes.
Algún tiempo atrás, la teoría crítica dejó en claro que el gesto mutilante y despedazante del cuerpo era el correlato visual de una tecnología de la modernidad cuyo desarrollo implicaba la inevitable dominación y fragilización del cuerpo, mediante la lasceración de la carne. Desde el cine de bajo presupuesto la mutilación explícita y la sangre a borbotones son, precisamente a contramano y por exceso, una negación irónica de la narrativa tecnológica y tecnocrática. En los fotomontajes de JD Capurro, y a diferencia de toda hiperrealidad fotoshopeada, todas las suturas son visibles y al igual que en las reglas básicas de su género favorito, la ausencia argumental hace evidente toda voluntad de simulacro en la contorsión del cuerpo y del medio impreso ya fragilizado, inerte o archivado. Su derramamiento desenfrenado de toner esquiva la exitosa realidad tramposa del retoque digital y a contrapelo, procura un reacercamiento al fotocopiado, en parte gesto de guiño under por lo fanzinero, en parte convención del género por el juego de la pobre utilería (y en parte, aunque esto no hay que contarlo, porque tuvo -brevemente, claro- un empleo en el que tenía a mano una fotocopiadora a la que dejó agotada). Al igual que en los géneros de culto y del margen antes de ser absorbidos por la industria, JD Capurro cita el underground como posible antídoto al entretenimiento, a la vez que deja en claro que su mutilación no es trangresión viscerreal ni función activa de repulsa, sino el puro goce del recorte y de sus manchadas superficies, en donde la imaginación y la mugre son como el noise más puro de la imagen aun sin destilar, en el ya lejano mundo del pre HD. En ese desorden simulado y por eso tan exitoso, el toner de toda esta imaginación espera coagular pacientemente mientras se le mira y luego reanimarse muerto-en-vida, apenas esté uno desprevenido en la contemplación. 
                                                                                                                             Rodrigo Quijano



La muestra de Juan Diego Capurro se encuentra en Bruno Gallery (Calle Francia 565 Miraflores) 
En el horario de lunes a sábado de 12 a 8 PM 
Telf: 2418806

miércoles, 18 de enero de 2012

Video: desfile de Versace para H&M, invierno 2011


Video: Anna dello Russo en Versace para H&M

Video: Weird Science of Alexander McQueen


Video: Comercial J'adore de Dior con Charlize Theron


Moda en el 2011 por Max Eguren Artigas

Sin dudas el calendario del 2011 tuvo su primera fecha importante en abril, cuando se realizó el Perú Moda, feria internacional organizada por PROMPERÚ, con el objetivo de promover la industria textil y de confecciones del país. Desde hace varios años, este evento reúne lo mejor de nuestra oferta exportable para presentarla a las compradores  de todo el mundo y de hecho se establecen nexos comerciales muy importantes.

Sin embargo, es en lo referido a la moda, en el área de diseñadores,  donde la dirección parece no estar bien definida, esto quizás porque las personas encargadas de hacer la selección tienen un evidente desconocimiento de lo que está ocurriendo en el medio del diseño, tanto en el exterior como en el ámbito local. Los criterios de selección de los diseñadores que aplican para tener un espacio en esta sección son los menos adecuados, estos incluyen condiciones  como tener una página web e indicar que presencia en medios tiene, que premios ha ganado o que estudios realizo en el exterior, descartando de plano lo interesante que podría resultar la propuesta creativa y técnica del solicitante.

Otra cosa es que a todas luces existe la tendencia entre los organizadores a confundir el diseño peruano con el diseño que incluya nuestros elementos étnicos o folklóricos. La moda se trata de innovación, no se puede quedar atrapada en el pasado y en lo local, esos elementos pueden estar presentes pero no deben significar un parámetro y por lo que se ve en esta feria hay muchos diseñadores que han encontrado en esa fórmula de trabajar los tejidos y bordados típicos o incluir en su discurso el trabajo con las comunidades de artesanos, una forma de asegurarse el apoyo y la promoción de los organizadores.

Si el resultado de ese trabajo se resume en que por varios años veamos los mismos tejidos y bordados, nos deberíamos preguntar quién enseña a quién, o quiénes realmente diseñan en esta relación de trabajo diseñadores/comunidades de artesanos. Si son estos últimos los que tienen la técnica, los diseñadores deberían aportar el estilo y la investigación para hacer que esas habilidades aprendidas de manera ancestral vayan mas allá y se traduzcan en productos que realmente obtengan un valor agregado alto en otros mercados y no signifiquen un trabajo todavía mal pagado.

Sabemos que hay varios diseñadores que realmente hacen un aporte de intercambio artístico, técnico, comercial y que además sienten un profundo respeto por la tradición textil y por los habitantes de las comunidades que aun la conservan en el  interior del país, pero podemos decir que son pocos.

En este blog ya hemos hecho un comentario sobre el LIF WEEK, del que tenemos la impresión que es otro esfuerzo mal direccionado de los organizadores, con los que PROMPERÚ se ha asociado para  la producción y realización del evento, es decir la empresa ESV, los que han centrado sus energías en una realización que pretende ser espectacular, con una locación enorme y una fachada que puede impresionar pero donde no se hace ningún aporte importante, de nuevo la falta de visión para hacer una selección cuando existen muchos diseñadores con propuestas interesantes que necesitan apoyo. Si el trabajo se hace para una entidad  promotora, deberían estar observando que es lo interesante que va apareciendo para darle impulso y no invertir patrocinando a diseñadores que ya tienen una trayectoria y los medios para autopromocionarse, nos parece además un poco pretencioso llamar “semana de la moda” a un evento que ocurre solo una vez al año y para una sola temporada con cero aprovechamiento comercial y de negocios.

Otros dos eventos importantes que ocurrieron fueron el Flashmode, concurso para diseñadores jóvenes y consagrados cuya convocatoria duró de Julio a Noviembre y que este año en especial, mostró un bajo nivel de competencia, básicamente por responsabilidad de sus organizadores que no han sabido plantear bien la convocatoria. Se nota que no está  claramente definido cual es el perfil de los participantes y los objetivos del concurso; este año el texto de explicación del tema fue especialmente confuso y creo que eso determinó la poca coherencia que tuvieron los diseñadores para plantear y sustentar sus colecciones.

Esto se puede entender de los jóvenes, tomando en cuenta que en nuestro medio las escuelas e institutos de diseño no imparten cursos orientados a la investigación técnica o el análisis teórico sobre historia de la moda, el vestido, la confección o los textiles pero sorprendió que los diseñadores “consagrados”, varios de los cuales han participado más de una vez, en esta oportunidad no hicieran ninguna presentación interesante y que al final del concurso la ganadora haya sido la opción que tomo menos riesgos, por lo que nos quedamos con la imagen de una mini colección bastante común en términos de diseño.

Luego vino lo que consideramos lo mas resaltante del año, a finales de noviembre llego el Cusco Always in Fashion, evento en cuya organización intervienen un gran número de personas e instituciones pero que tiene al frente a un equipo con objetivos más claros y mejor orientados, más allá de algunos descuidos de producción se han tomado en serio la tarea enorme de realizar, fuera de Lima, un festival que requiere un movimiento logístico y de personas bastante intenso, con una preparación y aprovechamiento acertado de los escenarios históricos de la ciudad del Cusco y con la justa fusión de lo antiguo con lo moderno, que da a los asistentes exactamente lo que ofrece: 100% MODA y la instauración de esta ciudad como un espacio de creación y creatividad que ha refrescado el ambiente.
Seguramente veremos evolucionar este evento de bienal a anual y pensamos que en los próximos años llegará a ser de lejos, el momento más importante para nuestros diseñadores.

Por otro lado, en iniciativas diferentes pero igualmente interesantes vimos la exposición “CULT: Fashion Art” en agosto que organizo el grupo Laboratory Perú, reuniendo a un grupo de diseñadores y artistas para presentar sus ideas en torno al traje en los ambientes de una casona de Miraflores, una propuesta ligera que se preparó con poco tiempo pero que resulto en un excelente experimento visual para los que participaron.

Con el peso de todo un trabajo y desarrollo previo, llegaron luego las exposiciones presentadas en Lima por Lucia Cuba, la primera en la pequeña sala de la Alianza Francesa de la Molina, “RAFIA” fue una exposición que resultaba de su “Proyecto Gamarra”, con el que reflexiona sobre la importancia de ese emporio comercial como fuente de recursos y laboratorio para un diseño nacional independiente.

La segunda que se inauguró en Setiembre en el Centro Cultural de España, en ella Lucia se adentro en una búsqueda por entender como es el proceso creativo de un grupo de diseñadores jóvenes y el resultado fue la exposición “Procesos Peruanos, Moda y Diseño” en la que nos revela ese lado tan personal que a veces no vemos de los creadores, ahí notamos algunas intervenciones más solidas que otras pero lo importante de esta muestra, mas allá de los ejercicios individuales, es el hecho que por fin alguien se toma el trabajo de investigar y asumir una posición sobre la moda peruana, entendiéndola como un fenómeno cultural y social que responde a las coyunturas actuales.

Siendo un año en el que, a pesar de la crisis internacional, nuestro país presenta una economía estable, hemos visto crecer enormemente la actividad del diseño, la cantidad de firmas que apostaron por la expansión o por salir al mercado ha sido grande, variada y con la carga de una fuerte determinación de competir por las preferencias de un público, que además está viendo llegar a nuestro medio un numero igualmente grande de firmas internacionales.

Versace, Carolina Herrera y Ferragamo son algunas de las que han llegado y que seguramente serán una punta de lanza para el arribo de nombres aun más importantes, eso significa que todo se pone más interesante y en ese contexto nos aventuramos a hacer una crítica constructiva  y también escoger a quienes creemos son los diseñadores más destacados de este año que termina, según nuestro criterio.

Aunque el medio en el Perú es pequeño, sería muy difícil hablar de todos, algunos han puesto mucha energía en sus carreras y se han avocado al trabajo arduo de ser diseñadores de verdad, no solo a parecerlo si no también a desarrollar una propuesta creativa y comercial propia.

Ganar un concurso, salir en la prensa o repetir sin cesar que uno es un gran creador no es suficiente, es necesario ser constantes y demostrar consecuencia con lo que uno hace… Este año Elfer Castro nos sorprendió pero no de buena manera, él tiene un enorme potencial creativo y además abrió una tienda en el Boulevard Marsano pero cometió la insensatez de presentarse en el Flash Mode, sustentando su trabajo de forma poco sincera. Eso escapa a la exageración que se le puede pasar por alto a un diseñador y esperamos que no se repita, sobre todo porque creemos que no necesita de esos artificios.

Otra diseñadora importante que parece no encontrar rumbo es Claudia Jiménez,  que expandió su negocio abriendo una nueva tienda en el Boulevard Jockey Plaza pero que en cuestión creativa ha mostrado solo colecciones muy dispersas y con poca identidad, sobre todo su última presentación “ACQUAIRIS” cuyo nombre nos hace pensar en algo totalmente diferente a lo que vimos en la presentación.

Por último Diremos que otro diseñador que no estuvo bien este año fue Genaro Rivas. Él tiene igualmente un gran potencial y sabe llamar muy bien la atención pero su última presentación en el MALI, con su colección ESCAPE, nos desconcertó pues la impresionante tarjeta de invitación y la locación donde se realizo el desfile, nos hacía pensar que ocurriría algo realmente importante pero nos encontramos con una presentación deslucida y apocada por la notoria falta de cuidado en la confección de las prendas y de la concepción de la colección en general.

Por el contrario y dentro de los aciertos más notorios,  nos tomaremos el tiempo para decir que dentro del ámbito exclusivamente creativo y luego de sus acertadas intervenciones como artista invitado en la exposición “Procesos Peruanos”, como director de arte del festival Cusco Always in Fashion y finalmente con la presentación de su colección de ropa masculina en el mismo evento, Edward Venero merece ser nombrado, no conocemos sus planes a futuro, ni sus deseos de desarrollarse comercialmente pero pensamos que siempre creará  interés sobre su trabajo bien pensado,  moderno y lleno de hermosos detalles.





Sergio Dávila es un verdadero diseñador internacional que nos sorprende con sus colecciones masculinas y femeninas llenas de diseños y desarrollos muy interesantes y técnicamente complejos, además de su determinación de ampliar el alcance del mercado de ropa de firma, apostando por la apertura de locales de sus tiendas "Royal Heart" en sitios como el Boulevard Marsano y el Urban Hall del centro de Lima, siempre con una propuesta completa y una imagen impecable.

Por último deberíamos confesar que el carácter de la firma de Gerardo Privat no es precisamente nuestro favorito, pero este diseñador cuyo trabajo habíamos visto alguna vez con cierto recelo,  tiene el gran mérito de haber creado exitosamente un universo propio y un estilo de vida inexistente en la realidad pero que encaja a la perfección con las aspiraciones de su creciente clientela. Si en el mundo de la moda el deseo, es un bien cuyo valor se podría comparar con el del oro, ya tiene el capital más importante para su despegue definitivo, esto sumado a la presentación de su última colección Resort 2012, que consideramos es la mejor que ha presentado hasta ahora y una de las mejores que hemos visto en los últimos años en nuestro medio, nos hace pensar en él como uno de los diseñadores más sobresalientes.

Este por supuesto es un recuento bastante resumido, hay otros diseñadores que están en proyectos individuales o grupales que ya comentaremos en algún momento y seguramente  se verán otras iniciativas en este año que viene, esperemos a ver que nos trae, desde aquí les deseamos lo mejor para el 2012.

Max Eguren Artigas
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Jane Eyre versus Catherine Earnshaw, las heroìnas inmortales de las hermanas Brontë

Cecilia Medo.

El misterioso caso de Jane Eyre & Catherine Earnshaw: Breve análisis de dos personajes de la literatura universal.


Jane Eyre heroína clàsica victoriana.

Catherine Earnshaw, encarnada por Juliet Binoche.



Jane Eyre, la sufrida huérfana convertida en maestra y Catherine Earnshaw,
la rebelde hija de un terrateniente, dominada por una pasión contrariada.

Dos personajes totalmente distintos y protagonistas de dos de las novelas más leídas ( llevadas al cine repetidamente) de la literatura anglosajona: Jane Eyre de Charlote Brontë y Cumbres Borrascosas de su hermana Emily. Hubo otra hemana, Anne, quien tambièn publico una sola vez, pero con menor fortuna.


Estatua de Charlotte, Emily y Anne Brontë.

Tanto Jane como Cathy tienen sus respectivos -y quizás apropiados- galanes; la primera se involucra con su patrón Mr. Rochester, un sujeto hosco, misterioso y solitario, que oculta muchos secretos poco gratos, pero es soberbio, orgulloso y rico, es decir, sumamente atractivo.

Cathy tiene a su hermanastro Heathcliff, un huérfano recogido por el padre de ella, al que solamente Cathy parece querer y con el que comparte un espíritu indomable, tanto como el agreste paraje en el que ambos crecen y en el que se desarrollan sus tormentosas vidas. Heathcliff crece para convertirse en un varòn muy bien hecho, aunque no tan derecho, seguirá siendo temperamental como un corcel indòmito, y su pasión por Cathy habrá crecido tanto como su belleza fìsica, Heathcliff es guapo, duro y astuto.

Ralph Fiennes como Heathcliff.


Dos heroínas diferentes con dos galanes diametralmente distintos.
Para Jane, el amor es una redención, una oportunidad de ascenso y de poner en valor su dignidad de mujer victoriana, cristiana y estoica. Para Cathy, el amor es una fuerza de la naturaleza, plenamente representada -e incorporada- en Heathcliff, el pobre recogido que crece para convertirse en un varón potente, indómito y -por cosas del fatalismo novelesco- vengativo. Heathcliff es un corcel negro, imponente y salvaje.


Catherine huye de él tanto como lo busca, y asì, se torturan mutuamente, se hacen promesas, se vengan el uno de la otra -y vice versa- y se desean con auténtica furia, como dos mares que solamente saben entrechocar sus enormes olas, destruyendo todo a su paso.

A Cathy, Heathcliff no le representa una redención, sino un reto que se siente incapaz de asumir. Pero al que tampoco puede renunciar. Su amado se la traga como un agujero negro en el espacio, implacable y cruel.

El altivo mister Rochester

Jane enfrenta el amor -y el desamor- amparada por sus creencias morales y religiosas, y -tras un considerale sufrimiento moral- sale bien librada. Mr. Rochester paga un alto precio por su propia expiaciòn, incluso pierde la vista, pero Jane lo encontrarà aùn màs amable asì, transido de dolor. Purificado por el sufrimiento que ella conociò tan bien desde niña.

Pero Cathy pone el cuerpo, en todo momento. Pone el cuerpo y el corazòn y , lamentablemente, sale muy mal librada. Pero una cierta forma de justicia, aquella llamada poètica, acude a llenar sus vacìas manos; después de dejarse morir de inanición, Cathy Earnshaw recibe un premio consuelo:

El fantasmagórico retorno que le es concedido para reclamar a su amado Heathcliff, quien ya està màs que demente y dispuesto a correr hacia sus gèlidos brazos, en el único abrazo capaz de unirlos: el abrazo de la muerte.



                Trailer de Cumbres Borrascosas, 1992.

  
                     
                 Kate Bush compuso e interpretó su inigualable éxito, "Cumbres Borrascosas" 1978.
 


¿El Diario de Caperucita Roja?

Cecilia Medo.



Mihail Petrea, literato y lingüista rumano, no olvidó durante los años que pasó fuera de su país, mientras cursaba estudios en la prestigiosa Universidad de Oxford, Inglaterra, los oscuros relatos de aquella muchacha vestida de rojo, que un día desapareció en los bosques para no volver. Desde su niñez, trascurrida en un bucólico pueblo a los pies de los Cárpatos occidentales, Bistritza, escuchó de su abuela y de su madre esa vieja e improbable historia.



Tiempo después, ya habiendo abandonado su país debido al régimen comunista que ya se instalaba, llegó a la conclusión de que esa historia no era otra cosa que una versión campesina del cuento que escribiera Charles Perrault en el siglo XVII, “La Caperucita Roja”. Sin embargo, lo que se contaba en su pueblo natal difería a grandes rasgos de las aventuras de la imprudente y crédula niña de la caperuza encarnada. Para empezar y según la abuela paterna de Petrea, la chica en cuestión frisaba los quince o dieciséis años.; y no había lobos. Más bien se hablaba de gentes extrañas, de un cierto tipo de gitanos desconocidos. Se decía que estos poseían poderes extraordinarios, puesto que “…si la luna les favorecía cambiaban su aspecto y eran más peligrosos que docenas de hombres comunes”. Además de eso, eran -muy en especial los hombres- de una belleza animal y magnética, que perdía a las pobres muchachas de la región, si las incautas se atrevían a mirarles a los ojos.

Con la caída del régimen totalitario Mihail Petrea regresó a Rumania, decidido a indagar a fondo sobre las tradiciones populares, orales y anónimas de su país, siempre muy pródigo en esta clase de bagaje cultural. Para ello, visitó Bistritza, su pueblo natal. Después de hablar con los más venerables ancianos del lugar, Petrea optó por seguir la pista de ciertos rumores sobre un antiguo granero, en donde -decían los más ancianos- que se escondían unos manuscritos, que guardaban el testimonio de la muchacha vestida de rojo y su historia, escritos por ella misma siglos atrás.

Petrea, fascinado ante la hipótesis de que una “caperucita roja” hubiese podido ser histórica y no fruto de la ficción, empezó a indagar en cada granero decrépito que hallaba a su paso. Elegía aquellos que presentaban las características de deterioro y antigüedad que delataran el paso de cientos de años. En uno de estos ruinosos graneros, Petrea encontró, para su máxima sorpresa, el objeto de su búsqueda, oculto celosamente en una polvorienta redoma. A continuación, se transcriben los reveladores fragmentos del diario de una jovencita que alguna vez vistió de rojo.

Ilustraciòn del cuento de Perrault por Doré.

                                                                          
Fragmentos del Diario de “X”

Se avecina el día en el que habré de cumplir los quince años. Mi madre me dice que coserá un vestido rojo para que yo lo lleve puesto ese día, puesto que va con el color de mi pelo. Ayer muy temprano por la mañana, me quedé sola en casa. Mis padres se fueron a trabajar en los trigales y me dejaron a cargo de los quehaceres. Entonces fui al cuarto de mi madre, donde cuelga un gran espejo, muy gastado y algo rajado., y - siento vergüenza de confesarlo -, vi mi imagen reflejada en el. Desanudé mis largas trenzas y comprobé que mis cabellos son muy largos y rojizos; además, he crecido más de lo que imaginaba. En el convento no estaba permitido hacer algo así. Sé que es un pecado de vanidad; pero me han prometido a un señor, y no pude resistir la curiosidad de examinar mi cuerpo, antes de que él, a quién no conozco, me haga suya. Hacía mucho frío, pero osé desnudarme por unos instantes, para llevar a cabo mi exploración en detalle. Es sabido que tal cosa no está bien, menos aún en una campesina. Temo haber pecado y me siento avergonzada.”

“El día de mi cumpleaños me puse el vestido rojo y fui a misa. Me confesé y comulgué. Dentro de la pequeña iglesia, mi madre me señaló al hombre que me desposará en pocos meses. Al salir del templo lo observé mejor: es un hombre mayor… Pero él me sostendrá y así ayudaré a mi familia. Me siento algo triste.”


“…El pueblo ha perdido algo de tranquilidad desde que unos gitanos se instalaron en las cercanías del bosque. No comprendo tanta agitación, pues siempre hay campamentos de gitanos yendo y viniendo. Pero estos recién llegados no son bien vistos. Las mujeres les huyen y prohíben a sus a los niños salir solos. Yo he oído su música desde lejos y es muy hermosa. Se lo comenté a mi madre, pero ella se persignó alarmada. Luego me preguntó si yo había visto a sus hombres. Respondí que no. Ella respiró aliviada; pero me advirtió que si llegase a ver a algún hombre que tenga los ojos muy brillantes y las cejas muy juntas, me haga la señal de la cruz y camine en dirección opuesta.”




“Estoy despierta, la luz de la luna traspasa mi ventana y logro percibir los sones de esa música, aunque débilmente. Nunca he bailado, pero esa música hace que mis pies se muevan y desee correr hacia el campamento de los gitanos. Desde que me enteré de su presencia aquí, he sentido sus violines y me he visto invadida por una intranquilidad que podría confundir con voluptuosidad… Rezaré hasta caer rendida. Algo está ocurriendo, más allá de mi entendimiento.”

“…Rumores de muertes o desapariciones en el pueblo. Tengo miedo.”




“Si mis padres averiguan lo que ha pasado… me enviarán de vuelta al convento; pero jamás les diré una palabra, ni hallarán lo que aquí escribo. Mi madre se sentía enferma y me envió al bosque para traer unas hierbas curativas que ella misma me indicó. Las recogí en un hatillo que guardé en mi bolso. Me aprestaba a retornar. Pero el débil sonido de esa música hizo que me quedara quieta, como un árbol. Entonces, vi a una mujer alta y hermosa, de negra cabellera y negros ojos. Vestía como gitana; cargada de aderezos y pañuelos de colores. Sonreía mientras se me acercaba. Cuando estuvo a un palmo de distancia, me dio los buenos días. Ella me observaba con una peculiar atención. Creo que dijo algo sobre mi vestido… Noté que le gustaba mucho. Luego, tomó mis trenzas entre sus manos, hizo un gesto de desaprobación y las desanudó. Se mostraba complacida al ver mi pelo suelto. ¡Qué extraña sensación! La mujer besó mi frente y me dijo que al anochecer los gitanos celebrarían una gran fiesta: -“¡Ven, podrás bailar toda la noche!” Yo, muda, sólo atiné a avenir con un gesto. Me quedé allí sola, sin saber qué hacer. Luego emprendí el regreso a la casa.”




“Un vértigo me consume. Lo he pensado todo el día y creo haber hallado una excusa para ausentarme. Diré a mis padres que quiero visitar a las hermanas del convento, que debo partir al mediodía para llegar antes de que el sol se ponga y que dormiré allá. …He logrado mi propósito, mis padres piensan que estaré más segura si paso uno días en el convento o incluso, semanas, mientras ellos arreglan lo de mi boda. Mi madre me ha dado provisiones y mi padre ha preparado a una mula para el viaje. Tras sus recomendaciones y bendiciones, partí. Antes de echar a andar, recé con cierta dificultad, no logré recordar bien la oración. Tengo ansias. Ya no tengo miedo.”

“Tengo el presentimiento de que pronto dejaré de escribir estas notas. Pero necesito registrar los sucesos hasta que me sea posible hacerlo. Estoy en el mismo claro del bosque donde vi por primera vez a la gitana. Llevo muchas horas aquí; la mula duerme al pie de un árbol. Yo he soltado mis trenzas y llevo mi vestido rojo. Falta un poco para que caiga la noche y no tengo miedo. Estoy ansiosa por escuchar esa música. Sé que su sonido me llevará hasta donde están los gitanos… ¡Ahí está, la escucho lejana!”


“Empecé a correr entre los árboles, siguiendo el sonido que poco a poco se hizo más audible y claro. Llegué a una especie de cortina formada por espesos robles, desde esa espesura me llegaba la música de los violines acompañada por extraños gritos o lamentos, parecidos a los aullidos de los lobos. Entre las hojas de los árboles una mano larga y delicada, llena de anillos y brazaletes se extendió y yo dejé que tomara la mía, sin recelo. En un instante había cruzado la penumbra de ramas y hojas: iba de la mano de la gitana. Reíamos las dos, mientras nos acercábamos al campamento, formado por varias tiendas e iluminado por alegres antorchas. Hombres y mujeres bebían vino y danzaban. Una vez allí, la gitana me presentó ante los demás. Todos me rodearon y, tras mostrar su aprobación, continuaron sus festejos. Recién noté que la gitana tenía una marca sobre la frente, era un triángulo rojo. Ella me dijo que yo debería llevar la misma marca si quería participar de la fiesta y ser una de ellos. Al verme bien dispuesta, besó mi frente y señaló una tienda que estaba apartada de las otras.




Dijo que alguien me esperaba ahí dentro, y que allí me haría la marca. Corrí hasta la tienda. La luna llena iluminaba el terreno, más oscuro en esa zona del campamento. Entré lentamente y vi a un hombre joven, de ojos brillantes y cejas muy juntas, como una sola franja. No pude evitar notar lo hermoso que era. Me sonreía y sus ojos despedían más luz. Su pecho desnudo estaba poblado por un nutrido vello. Me dijo que había estado esperando mucho tiempo por mi llegada. Entonces, me desnudó, hizo lo propio y me llevó fuera de la tienda. Nos tendimos sobre la hierba, suave y húmeda. Él se tendió sobre mí y besó mis labios… Lo demás lo recuerdo como un gran vértigo...  es tan confuso. Yo perdí el conocimiento. Desperté a la mañana siguiente, vestida con sedas y llena de joyas.

El hermoso extraño estaba a mi lado. Me alcanzó una bandeja de plata reluciente donde vi mi reflejo: el triángulo rojo estaba en mi frente.”
“…Creo que me he perdido… he perdido mi alma. Dios, si eso es cierto… ¡qué bien perdida está!”

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Este es apenas un fragmento del relato que, pacientemente, Mihail Petrea logró armar, como si de un rompecabezas se tratara. Tras meses de arduo trabajo, Petrea dio con la anónima inspiradora del famoso relato de Perrault; probablemente se trataba de la hija de modestos campesinos rumanos, quien habría sido celosamente educada por monjas, para así poder servir como la excelente esposa de alguien, ya que no podía aportar una dote importante. En este caso, la jovencita estaba prometida a un hombre mayor y acaudalado. El haber sido educada -aún de forma bastante básica- por unas monjas explicaría que supiera escribir, y pudiera plasmar en esos desordenados fragmentos sus íntimos anhelos y vivencias. Cada quien saque sus propias conclusiones; lo que parece evidente es que esta niña, como la del cuento, se vistió de rojo, fue al bosque y allí se encontró con el lobo; o ¿quizás deberíamos decir, con un licántropo?








Tribus Urbanas IV: Los Beatniks, Los tiempos están cambiando del otro lado del Atlántico:

Cecilia Medo

Hipsters, beats o beatniks:

Hemos estado ocupándonos de las tribus urbanas en el Viejo Continente, específicamente en el Reino Unido, sin embargo y por rigor histórico, debemos dar el salto del charco, hacia los EE.UU, donde se cocinaban los mismos cambios, aunque con otros ingredientes, la misma chola pero con otra pollera. Sin embargo, son diferencias que merecen la pena ser revisadas y comprendidas en y por sí mismas. Por ello, esta vez nos ocuparemos de los muy incompredidos Beatniks.


Kerouac en su juventud.
El Beatnik en el camino:

Hacia fines de los años 50  Jack Kerouac escribió “En El Camino” (“On The Road”), esta novela se convirtió en  el manifesto de una generación que, en las vastas tierras americanas, intentaba diferenciarse de las generaciones precedentes: los beatniks.

Cuenta la leyenda que el periodista Herb Caen, fusionó las palabras beat en su acepción de abatido, golpeado y sputnik, esta última palabra rusa, que significa “compañero de viaje” o satélite artificial. En esa época, la Unión Soviética lanzó el Sputnik I,  un satélite artificial que demostraba el indiscutible poderío del temido bloque soviético. La guerra fría estaba en su más vigoroso desarrollo, y el impacto de este Sputnik I era, tal cual, una prueba de que había muchas razones para termerles a los “rojos”, que eran todos malos, los chicos más malos del planeta. Algo así era lo que los beatniks simbolizaban para Herb Caen y buena parte de la opinión pública americana de entonces;  los beatniks, esos poetas disconformes con la sociedad americana, resultaban tan extraños como el satélite soviético, y por ser diferentes, igualmente amenazantes.  Pero desde el inicio hubo disconformidad en cuanto al término, el mismo Kerouac no lo aceptaba, ya que opinaba que ser Beat era una cosa, y Beatnik era más bien el nombrecito de una moda.

Los Beat o Hipsters –luego etiquetados sólo como beatniks-, eran lo más políticamente incorrecto para un país como los EE.UU. de los años cincuenta, es decir, la rutilante y victoriosa América de la posguerra. Fueron personas que empezaron a cuestionar el sistema aparentemente perfecto en el que vivían, decidieron recorrer los caminos, carreteras y pueblos de ese gran territorio, en búsqueda de respuestas, de encontrar el sentido de sus vidas; es posible que nunca como entonces el viaje como experiencia transformadora y trascendente, fuera practicado con tanta intensidad, a excepciòn de los románticos alemanes, los wanderers de los siglos 18 y 19. Los Beat también buscaban a nivel espiritual, y así fue que muchos se sintieron atraídos por religiones o filosofías orientales, como el budismo y el taoísmo. Además, tenían una actitud muy abierta para con la música en general, en especial hacia el blues, el jazz y el entonces novísimo rock and roll, al que adoptaron gustosos. Eran anti capitalistas, anti militaristas, planteaban modos de vida alternativos, en los que la expresión artística y creativa tenía más valor que los autos o casas con hipoteca.


Hipsters reunidos, San Francisco.

Como si esto fuera poco, veían con simpatía el uso exploratorio de algunas drogas y estaban a favor del ejercicio de una sexualidad libre. No es difícil imaginar lo sospechosos que estos beat o hipsters podían ser para el ciudadano americano promedio. Eran antipatriotas, flojos, no trabajaban, en fin, eran inútiles y marginales. De este rechazo hacia ellos salió el término beatnik.


San Francisco podría considerarse como el espacio hipster, beat –o beatnik- por excelencia. En algún momento, especialmente en  Playa Norte, la que se conocía también como Beatnik Land, se convirtió en uno de sus puntos de reunión favoritos. 

Precisamente un triste hecho ocurrido en esta playa fue aprovechado por la prensa para enfatizar la mala fama de los beatniks. Una chica fue asesinada por un marinero negro mientras mantenían relaciones sexuales. Los medios publicaron la noticia adjetivando a la infortunada muchacha de “chica beatnik” como sinónimo de chica fácil. Desde entonces, proliferaron las historias que daban cuenta del  supuestamente  desenfrenado estilo de vida de los beatniks; para satisfacción del morbo general, la emblemática revista Life se volvió uno de los medios anti-beat más encarnizados. Tanto caló esa imagen de gente si oficio, entregada al sexo y la violencia, que en 1959 se estrenó una pela, llamada “The Beat Generation”, y en 1960 otra más, llamada “The Beatniks”, y a estas les siguieron otras por el estilo. Para qué decir que con esta anti propaganda, la mala reputación de beat, hipsters y beatniks ya no tenía vuelta atrás.

Hasta hubo algún supuesto estudio psiquiátrico, en el cual se concluía que los beatniks provenían de la costa Este, pues la mayoría eran jóvenes de paso, provenientes de New York, siendo apenas un 20 por ciento los originarios de San Francisco, lo que sonaba a una limpiada de cara, como decir que los beatniks eran importados desde el otro extremo del país, aguzando la consabida rivalidad entre las costas Este y Oeste. Aparentemente, la meta de los más prominentes representantes de la sociedad gringa era la de satanizar a los beatniks al máximo, generando el rechazo masivo hacia ellos. Incluso se los veía como pro comunistas, en el mejor de los casos.


Jim Morrison, heredero de movimiento beat.

Beatniks famosos:

Entre los iconos beatnik hay una nutrida gama de intelectuales y escritores, poetas, músicos y filósofos, ¿ejemplos? Kenneth Rexroth, considerado el padre del movimiento, Allen Ginsberg –autor del ya mítico poema “Howl”-, William Burroughs, Jack Kerouac, y Timothy Leary –psicólogo e infatigable investigador de las drogas psicodélicas-, ellos fueron los padrinos e inspiradores de Bob Dylan, pocos años después, cuando se convirtió en “el compositor” por excelencia, el cantautor para los jóvenes pensantes de América y el mundo.


Bob Dylan

The Doors estuvieron más cercanos a los beatniks que al flower power; esto lo demuestra el mismo nombre de la banda, basado en el libro “The Doors of Perception” de Aldous Huxley, famoso libro en el cual se relatan las experiencias del autor con diversas sustancias alucinógenas, como la mescalina; Huxley estaba influenciado a su vez por el poeta y metafísico William Blake. Otro músico y artista importantísimo que fue considerado parte de este movimiento fue Syd barret, fundador de Pink Floyd.


Timothy Leary

Moda “beatnik”:

¿Tenían un “look” estos rebeldes, tan mal vistos por su sociedad y su tiempo? La respuesta es sí. Como toda tribu urbana, la vestimenta er aparte de un código, de una identidad. Los humanos usamos la ropa para distinguirnos del resto o para mimetizarnos con la masa, ese es nuestro camuflaje, ya que carecemos de plumas o pelajes interesantes.

Los beatniks tenían una vestimenta distintiva, y consistía, en el caso de los hombres, en chompas o suéteres de cuello alto, generalmente en colores oscuros, lentes de sol, polos o remeras de rayas horizontales, barba estilo “goatie” o “chivita” y una boina, lo que les daba un aire levemente afrancesado. Las mujeres iban de mallas o pantalones ajustados negros, chompas, suéteres o blusas amplios, no usaban tacos altos, jamás y llevaban el pelo suelto y largo, como señal de rebeldía, eran enemigas de las permanentes y lacas que lucían l a mayor parte de mujeres entre los 50 y los 60. Nada de peinados tipo beehive, o panal de abeja.


Beatniks en Latinoamérica:

Aunque nos parezca extraño, algunos  de nuestros países se vieron influenciados por este movimiento, tal fue el caso de Argentina, Brasil, Chile y México. EN Argentina hacia 1962 se formó un colectivo de artistas  e intelectuales que se adherían a esta corriente contracultural, fue el Grupo Opium. Dice la leyenda que ellos habrían sentado las bases de lo que sería el rock argentino, si duda uno de los más prolíficos e importantes de la región. En México hubo algo similar, se llamó “La Onda” y estuvo integrado también  por escritores y artistas.

Por otro lado, los Teddy Boys ingleses estaban emparentados con los beatniks americanos, con quienes compartían el sentimiento de frustración ante la sociedad y el sentirse marginados y “distintos”, aunque en e caso de los Teddy Boys, estos no tuvieran aquel halo de libre pensadores.
En España, donde sabemos que el movimiento Mod estuvo -y está- muy enraizado, hubo una especie de corriente beatnik, fueron los “beatniks ye-ye”.



¿Y qué pasó con todos ellos?

Allen Ginsberg

El propio Kenneth Rexroth, alguna vez escribió un artículo titulado "La comercialización de la imagen del rebelde", donde  afirmaba muy lúcidamente que la cosa más deplorable de la aparición de lo beatnik fue que eclipsó un movimiento disidente que tenía el potencial de crear un cambio real.

Estas palabras resumen lo que ha venido aconteciendo ante cada movimiento contracultural en las últimas cinco o seis décadas, lamentablemente, hemos asistido al aplastamiento por parte de los sistemas de turno a estas nuevas voces y estilos de vida. La satanización sistemática de todos ellos, utilizando el poder de los medios de comunicación, quienes finalmente defienden el orden establecido a capa y espada.

Pero podríamos decir que la generación beat, hipster o beatnik, abrió la trocha a todos los movimientos contraculturales que surgieron en los EE.UU y por efecto de rebote, el resto de las Américas. También podríamos decir que osaron abrir puertas que nadie había soñado jamás y, aún con sus excesos, le mostraron a un país terriblemente dopado y autocomplaciente como los EE.UU que la vida no se resumía a una casita con cerco blanco, un auto familiar, una esposa “square”, dos niños latosos pero fotogénicos y el perro de moda. Además nos dejaron obras literarias imperdibles, y lo mejor, ayudaron a cimentar esa maravilla del siglo 20, que es el rock como y expresión cultural y artística.



miércoles, 11 de enero de 2012

ASÍ ERAN LAS FIESTAS ENFERMEDAD

Artículo publicado en Sótano Beat Nº8 del Año 2008

Por Diego Beatfolk.

En 1968 los clubes juveniles organizaban por todo Lima numerosos bailes psicodélicos los fines de semana. De los más espectaculares deben haber sido los que tenían lugar en el Tennis Club de La Victoria, llevados a cabo por  “La Real Nueva Ola”  de Víctor  Cáceres Fuentes, si no fíjense nada más en estas fotos.
Estos bailes solían contar con la animación  de La Nueva Cosecha, The (St. Thomas) Pepper Smelter, Los Benford´s, Los Junior´s o Los Golden Stars, encargándose de cerrar Los York´s, ya que (según nos dijera Román Palacios en la entrevista que incluimos en este número) la fiesta psicodélica constituía una empresa del grupo.
En uno de estos guateques psicodélicos en el club victoriano coronaron a la reina de los clanes de Lima, la bella Graciela Flores, que pertenecía al Clan “Los Cheyennes”.
Un ambiente muy distinto al del Galaxy Club, por cierto, que  quedaba cerca al Ovalo Gutiérrez, en San Isidro, y donde se daba cita la que podríamos llamar vertiente gagá de la nueva ola para armar sus bailes psicodélicos.
Acerca del Galaxy Club escribieron lo siguiente: “Cuando se ingresa al Galaxy parece que uno estuviera en Londres, Liverpool o Nueva York... Hace poco algunos muchachos comentaron que en el Galaxy habían encontrado fumadores de marihuana. La policía descubrió que era completamente falso. Pudo ser que algún novicioso se metiera a fumar, pero eso puede suceder en cualquier lugar.  
“Si en el mejor o en el peor cine de Lima la policía detiene a todos los concurrentes, posiblemente en el bolsillo de alguno encuentren algo, no faltará algún loco y algunos homosexuales”.
Y se añadía esta frase de los directivos, que preparaban un fiestón para recibir el año nuevo 1969: “Será la mejor fiesta y la más cara, precisamente porque será la mejor”. What a nice people!!!...Eishia rules!!




Observen cómo Mamie baila desenfrenadamente, enfundada en atrevida minifalda, cayendo de rodillas mientras da de alaridos, poseída por el ritmo “enfermedad”. Todos paraban de bailar y empezaban a palmotear o a dar de chillidos cuando ella y Llico se tiraban al suelo afiebrados por el baile. Se dice que ambos pertenecían al Clan de “Los Bandidos”.


Aquí podemos ver a otro ídolo “enfermo” del momento: Peter “El Salvaje”, que cantaba arrojándose al suelo, gritando como una fiera, como si estuviera en un “bad trip”; a Pablo Luna le había salido un émulo. Siempre era acompañado por la banda Los Honest´s, que a veces lo dejaban plantado, entonces no podía hacer su número… This is sickness, baby, come on, yeah!!!





Y en esta foto están Wálter Paz con su guitarra Eko, Pablo Luna tocando el bajo, atrás Román Palacios en pleno baile y el público nuevaolero con sus pintas beat mod y psicodélicas de barrio popular.