Viviendo la posteridad


Ya estamos instalados en la posteridad. En cada pequeño acto de nuestra vida cotidiana, está la intención de dejar una pequeña huella, una marca. Por ejemplo, en el mensaje que dejamos en nuestra red social favorita, ese que todos leerán si nos morimos antes de desactivar la cuenta; en las fotos de la última fiesta o reunión, que colgamos presurosos y exhibicionistas. O en los blogs que llenamos con nuestras obsesiones preferidas.

Vivimos para una imaginaria posteridad, cuando menos podemos jugar a que esta existe, y tomar la delantera eternizándonos en mensajes, ideas y opiniones.

Por eso invitamos a quien lo desee, a dejar una huella en este espacio.


sábado, 31 de diciembre de 2011

El grito silencioso de un novelista japonés: LAS OBSESIONES DE KENZABURO OÉ

Escribe: Arturo Delgado G.

Kenzaburo Oé


La literatura japonesa del siglo XX lleva sobre sus espaldas la pesada carga del suicidio de cuatro notables escritores, tres de ellos famosos por sus historias desgarradas, escritas con tajos de piel y coágulos de sangre. Ryunosuke Akutagawa, precoz hasta en darse muerte, escribió cuentos que eran verdaderas pesadillas, como «El biombo del infierno» -relato de la trágica obsesión de un pintor misántropo por un cuadro; una lacerante ironía sobre el arte y la moral- o «Los engranajes», en donde el personaje, agobiado por una extraña jaqueca, calma sus dolores con veronal,  medicamento que, en dosis letal, el propio Akutagawa ingeriría el 24 de julio de 1927, a los treinta y seis años. Osamu Dazai, autor de «Ya no se es un ser humano», considerado un clásico de la literatura japonesa, vivió obsesionado como pocos en el suicidio y tras varias intentonas, finalmente se arrojó con su amante en el acueducto de Tamagawa, cuando sólo contaba con treinta y nueve años. Los cadáveres de ambos fueron hallados el diecinueve de julio de 1948. Yukio Mishima, imbuido en la leyenda de haber sido samurai de cuna, tras publicar novelas autobiográficas y casi clínicas,  lanza al protagonista de su último libro, «El mar de la fertilidad», a las fauces del suicidio, sólo para hacerlo fracasar por su falta de «honor»; pocos meses después de su publicación, el 24 de diciembre de 1970, Mishima realiza la tradicional ceremonia del seppuku: se atraviesa la espada hasta el abdomen y enseguida un cadete de su Sociedad del Escudo le corta solícito la cabeza. Tenía cuarenta y cinco años. Yasunari Kawabata, Premio Nobel de 1968, perteneciente a la generación de narradores «neosensacionistas» japoneses, escribió la novela breve de corte erótico «La casa de las bellas durmientes», donde el protagonista Eguchi sacia sus fantasías a lado de doncellas desnudas, al mismo tiempo que medita en torno a la muerte y su antigua idea de suicidarse, idea que Kawabata consumará en la realidad el 16 de abril de 1972, a los setenta y dos años, frustrado quizá por haber sobrevivido a la muerte de sus familiares y de escritores a los que admiraba, como Junichiro Tanizaki y su discípulo Yukio Mishima.

Este cuarteto suicida, cuyas novelas no fueron ajenas a la temática de la muerte y la decadencia humana, son la punta del iceberg de los estragos sicológicos de la acelerada occidentalización de Japón, en aras de la «modernidad», y el horror de la Segunda Guerra, sintetizada en la imagen infernal de una Hiroshima devastada por la bomba atómica.



Continuando esta tradición del escritor como intérprete subjetivo de la hecatombe de las conciencias, pálido testigo del trauma social y asesino de almas ingenuas, Kenzaburo Oé ha sabido tañer con lucidez las descripciones de la más violenta crueldad o de la más flagrante desesperación. «La presa», «Un asunto personal» y «El grito silencioso» son tres obras clave del Premio Nobel de 1993, en las cuales se reiteran los temas que lo obsesionan como una condena indeseada. Arriesgamos una teoría del sufrimiento, del pathos, de lo indecible, en esta aproximación (crítica) a esas tres grandes novelas.


La Presa

Un soldado negro ha sobrevivido al estrellarse su avión en una isla japonesa. Pronto los aldeanos, alertados por el estruendo provocado por la explosión de la nave en la madrugada, ubicarán al enemigo y lo tomarán prisionero. El narrador de «La presa» -un niño que un día antes del accidente hurgaba pedazos de hueso en un crematorio improvisado para usarlos como condecoraciones- participará en la captura como testigo temeroso, primero, para luego ser capturado más bien por la singularidad humana que despide el extraño (sus interminables orines, su hedor, sus males estomacales, su hambre salvaje) y convertirse emocionalmente en un aliado, sino en un súbdito. Este acercamiento-fascinación del niño japonés hacia el soldado negro americano, en el cual también se involucran los demás niños de la aldea, alcanza su clímax cuando el prisionero es llevado al manantial durante la canícula y, tras desnudarse y descubrir su descomunal miembro, se le incita a montarse una cabra. Las realidades escatológicas, junto al erotismo vinculado a la sexualidad en su manifestación más primaria y urgente, y por qué no decirlo, zoofílica, se convierten en esta novela en ritos mágicos y objetos de adoración y culto. Pero es el carácter racial, como elemento extraño, diferente, singular, lo que le confiere al soldado esa capacidad de deslumbrar a los niños de la aldea y lo transforma en una especie de monstruo divinizado.


Esta divinización profana del prisionero sigue un desarrollo semejante a la mayoría de mistificaciones: del asombro y temor inicial a lo desconocido, continúa el acostumbramiento y la indolencia, enseguida la fascinación e idolatría, para finalmente sobrevenir la decepción y la condena. Estas actitudes sicológicas frente al soldado se expresan en la forma en que limitan o expanden su espacio de movimiento. Primero se le recluye, con precisas medidas de seguridad, en la bodega ubicada debajo del almacén donde vive el protagonista; luego le otorgan prerrogativas e incluso se le permite salir a pasear y a jugar con los niños, hasta relajar la mínima vigilancia, y en el momento de la verdad, cuando vuelven a tomar conciencia de que el soldado no ha dejado de ser una «presa», es decir una entidad no humana y peligrosa, lo obligan a arrinconarse nuevamente dentro del almacén en un enfrentamiento violento en extremo.


Los adultos habitantes de la aldea son cazadores, como el padre del niño-narrador, y mientras salen al bosque a cazar comadrejas y conejos de monte, aves silvestres y jabalíes, los niños permanecen en la aldea  realizando labores menores, pues la destrucción de un puente colgante los ha aislado de «la ciudad» y de sus beneficios, como la escuela primaria y el correo. Por su parte, la ilusión de los niños es cazar perros salvajes, afición de la que alardea Morro de Liebre. La caza es, sin duda, vital para la existencia de los habitantes de esta aldea desconectada del mundo, y el accidente del avión enemigo sólo puede ser enfrentado por ellos como una jornada de caza más, el soldado es equivalente a un animal como los que cazan en el bosque, una «presa», y por este motivo se apresuran a cebarlo luego de recluirlo en la bodega. Pero las analogías con esta actividad nos remiten a otro tipo de relaciones, como la de la aldea con «la ciudad». Para el niño protagonista, los chicos de «la ciudad» son «bestezuelas» y él mismo considera que este sentimiento es recíproco, porque ellos tratan a los aldeanos «con una aversión semejante a la que habrían sentido por unos animales sucios».


Por otra parte, la perspectiva del niño-observador no es ajena a la conciencia de la muerte: en las primeras páginas nos revela haber hallado por casualidad el cadáver de una mujer en el crematorio; en otro pasaje, contempla cómo su padre desuella a una comadreja; posteriormente, al reposar después de haber sido casi estrangulado por el soldado en su desesperación por salvarse de la furia de los aldeanos, se sumerge en un sueño que lo reclama «con una fuerza igual que la de la muerte». Y al observar el cadáver de Chupatintas, siente que «la muerte brutal» le es «tan familiar como a los adultos de la aldea». 


Esta pérdida temprana de la inocencia en el protagonista se manifiesta tanto como un proceso natural en el modo de vida de los aldeanos, cuanto consecuencia de la guerra. La guerra es, a final de cuentas, la que logra que la aldea deje su aislamiento, «para emborrachar a mi padre de ardor combativo y llevarlo a blandir su podadera». Este tema será retomado en su novela «El grito silencioso», que curiosamente también transcurre en una aldea. 

«La presa», publicada en 1959 y ganadora del Premio Akutagawa, es una obra maestra de concisión y estilo, pero si bien muestra algunos temas reiterativos en la narrativa de Kenzaburo Oé -la pasión por la caza y la guerra, los conflictos que esta última genera en la vida de un pueblo, las experiencias traumáticas de la niñez, la conciencia de la muerte, la violencia como fruto de la desesperación; en fin, el pathos social-, aún no aborda el tema que será la obsesión de su vida y marcará su posterior trayectoria como escritor.



Esta novela tambièn se encuentra como "Un Asunto Personal"
Un asunto personal


Un hijo con malformaciones congénitas. Un hijo-planta. Un hijo que surge como una condena indeseada, pero que se debe asumir. Este es el dilema de Pájaro, el protagonista de «Un asunto personal», quien ve su paternidad blasfemada por la propia naturaleza.

Recorramos rápidamente las primeras páginas: Mientras espera el nacimiento de su primogénito, «Pájaro», quien lleva este apodo desde los quince años, compra mapas carreteros de Africa, adonde planea viajar algún día. Le sobrevienen deseos de beber, pero recuerda que después de casarse sucumbió a un estado de ebriedad durante cuatro semanas y no quiere decepcionar a su suegro, a quien debe su puesto de profesor de inglés. Tras enterarse telefónicamente que hay complicaciones con el parto de su mujer, prueba su fuerza en una máquina de juegos, sólo para comprobar su mal estado físico, y luego camina por una calleja en donde es emboscado y atacado por una pandilla de jóvenes con dragones en las chaquetas, ante quienes momentos antes había medido su «punch» en los juegos. A la mañana siguiente, un médico le comunica que su hijo es «anormal». La noticia, que muestra el nacimiento en su desnudez más cruel y absurda, lo convierte en un hombre desamparado, «como un cangrejo que busca un pliegue rocoso», y pronto la idea de librarse del bebé se vuelve una obsesión y a la vez una vergüenza que sólo el reencuentro con su amiga Himiko podrá calmar relativamente.


El hijo indeseado, quien ha nacido con una supuesta hernia cerebral, provoca diversas reacciones sicológicas en el protagonista. Al presentarse al hospital, Pájaro pregunta, con una vana esperanza, si su hijo está muerto, y cuando el director le invita a ver la «mercadería», siente que es «el padre de un monstruo». Mientras trasladan al bebé en una ambulancia al hospital de la universidad, observa la cabeza vendada de su hijo y piensa que ha sido herido en un campo de batalla, como Apollinaire, y que tendrá que sepultarlo como un soldado muerto en combate. Cuando Himiko le advierte, antes de tener relaciones sexuales, que hay peligro de embarazo,  Pájaro clama que «embarazo» es la única palabra que no puede soportar y luego, al hacer evidente su temor a los genitales de la mujer, piensa que «ensayaría cualquier cosa, con tal de que eso no incluyera la abertura de la cual provenía todo el desastre». Y tras soñar una noche que la cuna del bebé era abandonada en la desolada luna, su joven amante le revela que se acurrucó en la cama y empezó a gemir como un niño de pecho.


Pájaro intenta encontrar sucedáneos a esta realidad traumática, y parcialmente los halla en la sexualidad desinhibida que practica con Himiko y en el compromiso que asume al intermediar en el caso de Delchef, un diplomático que  ha abandonado la legación de su país -un Estado socialista de los Balcanes- para irse a vivir con una japonesa. Sin embargo, la experiencia erótica de Himiko sólo le recuerda sus fracasos sexuales con su mujer y los buenos oficios interpuestos para solucionar la situación de Delchef no consiguen más que una entrevista en la que Pájaro es encarado por el diplomático para responsabilizarse por su hijo. En este diálogo, en las palabras de Delchef, se traslucen ideas del propio autor: «Kafka, como usted sabrá, le dijo a su padre en una carta que lo único que puede hacer un padre por su hijo es darle la bienvenida cuando llega. ¿Y usted, en vez de hacerlo, rechaza a su hijo? ¿Podemos excusar la egolatría que rechaza otra vida porque un hombre es un padre?». Y enseguida, como quien le da una señal a quien imagina acosado por un sufrimiento innombrable, le obsequia un diccionario inglés de su idioma natal, en donde le escribe como dedicatoria la palabra «esperanza».

Es interesante notar que en esta novela, Himiko, la amante de Pájaro, es un personaje medular en el desarrollo de la historia, mientras que la esposa sólo funciona como personaje secundario. Aparte de las referencias a la vida sexual de casados y al dato de que su mujer fue tenista, no se detalla la relación con su esposa en el pasado, como si el personaje tratase de eludir un tema incómodo, no suficientemente esclarecido en la novela. Por ejemplo, no se entiende si las semanas de perturbación alcohólica de Pájaro tras su matrimonio se explican por la tensa y conflictiva sexualidad de la pareja, si se deben más bien al matrimonio en sí (en un capítulo, Pájaro lleva al hospital una canasta de pomelos a su mujer y ella, sorprendida y disgustada, le increpa que ya en la cena de bodas habían discutido sobre no incluir pomelo en el menú) o al pasado del protagonista (había sido una suerte de delincuente juvenil que, tras haber aceptado el encargo de perseguir a un demente y hallarlo muerto, decidió cambiar de vida e ingresar a la universidad). En todo caso, la indolencia del personaje con respecto a su matrimonio es notoria, tanto como que en la noche en que su esposa está pariendo a su primogénito, Pájaro pasea por las calles abrumado por los pensamientos. 


Por su parte, Himiko despierta en Pájaro nuevos deseos de darle otro rumbo a su vida. No sólo su liberalidad extrema, sino el haber compartido con él, de modo frenético, sus primeros escarceos sexuales en el pasado, convierten a Himiko en la mujer capaz de acompañarlo en las idas y venidas que suceden al nacimiento de su hijo e incluso de incentivarlo a planear un viaje a la Africa soñada. Cuando Pájaro rechaza que su hijo sea operado del cerebro y pueda de este modo vivir, aunque en estado casi vegetal, Himiko no teme «mancharse de sangre» con la muerte del bebé al ayudarlo a recurrir a un abortista. Sin embargo, la amoralidad de Himiko y Pájaro no los induce a llegar a los límites de la crueldad: en la ruta hacia al semiclandestino hospital donde se desharán del hijo anormal, éste es protegido de la lluvia y los baches; ambos desean librarse de la «mercadería» defectuosa, pero no están dispuestos a asumir las consecuencias con la ley, no son capaces de estrangular al bebé con sus propias manos. El «castigo» de haber tenido un hijo indeseado ya es suficiente. Pero el arrepentimiento y la paciencia, y eso se comprende al final de la novela, es una forma de acercarse a la «esperanza» y aminorar el «castigo».


El tema de «Un asunto personal» tiene un origen autobiográfico. El nacimiento de un hijo con graves problemas cerebrales marcó como un hierro incandescente la trayectoria de escritor de Kenzaburo Oé y se convirtió en una obsesión literaria. Actualmente su hijo Hikari («Luz» en castellano), de treinta y cinco años, puede usar cinco palabras para comunicarse y ha llegado a ser un compositor reconocido en Japón.


El grito silencioso


Como en «Un asunto personal», el personaje principal de «El grito silencioso», Mitsusaburo («Mitsu»), vive agobiado desde el nacimiento de su hijo, que padece de retraso mental y mira con ojos inexpresivos, «la mirada que me hubiera podido dirigir una planta, si las plantas tuvieran ojos». Mitsu, también como Pájaro, tiene veintisiete años, pero a diferencia de éste, no sueña con viajar a África ni tiene espíritu aventurero; todo lo contrario, se debate entre el pesimismo y  la ecuanimidad más indolente; sin embargo, su hermano Takashi («Taka») sí posee un carácter apasionado y desea viajar a la isla de Shikoku para visitar la aldea de su infancia.

Si bien en la trama de la novela, la diferencia de caracteres entre los hermanos cobra mayor importancia que la anécdota del hijo con retraso mental, no se comprendería el perfil sicológico de Mitsu ni la afición a la bebida de su esposa Natsumiko sin la experiencia traumática del nacimiento del bebé, que es explicada a veces como el resultado de una tara familiar (Mitsu tuvo una hermana menor con retraso mental y un hermano mayor, llamado simplemente S, que fue usado como «chivo expiatorio» en una disputa entre coreanos y japoneses).

Al inicio de la novela, el narrador de la historia, Mitsu, quien no ve con el ojo izquierdo a consecuencia de una pedrada, busca «ansioso el sentimiento de la ardiente ‘esperanza’ perdida» en la penumbra y desciende torpemente con su perro en brazos hasta el fondo del pozo que ha construido en su jardín, en donde mojado en el barro intenta provocar un derrumbe de ladrillos y sepultarse. Lo acosa el recuerdo de un amigo con quien trabajaba en la traducción de un libro, quien un mes después de haberse internado en un sanatorio para pacientes mentales leves, se suicidara ahorcándose desnudo con la cabeza pintada de bermellón y un pepino en el ano. Cuando su hermano menor Takashi llega de Estados Unidos y le propone viajar a Shikoku para iniciar una nueva vida, acepta porque «había perdido la energía para enfrentarse a él». De este modo llegan al escenario donde se producirán los conflictos y, sobre todo, las revelaciones de una «verdad» que será atroz para ambos hermanos.

Desde que recorre la espesura del bosque y baja a la hondonada donde está la aldea, los recuerdos de Mitsu reviven la época de la infancia. Mitsu, como hermano mayor, rememora los hechos del pasado con milimétrica exactitud, en contraposición con los recuerdos de su hermano Taka, quien confunde sus sueños y deseos con los hechos vividos. De esta manera los lectores asisten a dos versiones del pasado familiar de los Nedokoro: el real (o por lo menos aproximado a lo real) y el imaginado; el primero tiene un carácter iconoclasta, el segundo más bien conserva un tono épico y heroico. Sin embargo, tampoco en las narraciones sobre acontecimientos de  un pasado lejano los hermanos logran coincidir. De hecho, en los dos sucesos que han marcado el destino de la aldea y de los protagonistas, Mitsu y Taka poseen una diferente y antagónica percepción. El más cercano en el tiempo, es el asalto a la colonia coreana donde su hermano S participó (según Mitsu) o lo lideró (Taka), para luego ser traicionado y asesinado. El otro suceso fue la revuelta del primer año de Man’en (1860), la que fue organizada por el hermano menor del bisabuelo de los Nedokoro, quien abandonó a su suerte a sus seguidores y luego huyó a Kochi (según Mitsu) o fue a Kochi a aprender tácticas militares (Taka). En el último capítulo de la novela, «Los juicios revisados», Mitsu conocerá nuevas pistas sobre los acontecimientos de Man’en y la actitud del hermano menor del bisabuelo, aunque su hallazgo será demasiado tardío para reconciliarse con Taka.

Takashi, junto con sus amigos Hoshio y Momoko, y Mitsusaburo y su esposa Natsumiko se alojan en la casona del almacén familiar al llegar a Shikoku. Con el argumento de iniciar una nueva vida de comodidad, Takashi ha decidido vender el almacén y las tierras de la familia a un empresario coreano, a quien llaman el Emperador de los Supermercados,  dueño de una sucursal en el pueblo que ha minado las ventas de los mercaderes del valle. Esta decisión es aparente, porque luego de entrevistarse con el empresario coreano, Takashi organiza a los jóvenes del valle para jugar un partido de fútbol y, paulatinamente, los adoctrina en el culto a la revuelta de Man’en. El momento culminante de estos preparativos es el saqueo del supermercado, que se convierte en una verdadera fiesta del desorden en la que participan todos los estratos sociales del valle, incluyendo a niños y ancianos; una «revuelta de la imaginación» durante la cual resucita el tradicional baile del Nenbutsu.

Pero la revuelta no logra constituirse en la «verdad» a la que se refiere Takashi en sus discusiones con Mitsusaburo, esa verdad preservada de las miradas ajenas, oculta y secreta, una verdad interior de la que no es posible librarse sino a través de la confesión trágica, la «verdad» del amigo suicida que se ahorcó pintándose la cabeza de bermellón y con un pepino en el ano, la «verdad» del niño con retardo mental que mira como una planta con ojos, la «verdad» de Jin -la mujer más gorda del Japón- y de Gii el Eremita, o la «verdad» con que finalmente Takashi decide trasponer la frontera de su desesperación, luego de seducir a la mujer de su hermano, mostrar su aparente maldad frente a los pobladores que lo idolatran, convertirse en criminal cínico y revelar sus relaciones incestuosas con su hermana menor. En el acto final del suicidio, Takashi alcanza la reivindicación humana que esperaba, se coloca en la cima de sus héroes familiares y espera la revisión de los juicios. Mitsusaburo, al descubrir el secreto que escondía el antiguo almacén donde se recluyó durante casi toda la estadía en el valle, abandonando la casona (y virtualmente a su esposa), decide reconciliarse con el heroico pasado familiar y se encierra en el sótano secreto de piedra en una penitencia que, al revés de su descenso en el pozo de su jardín en Tokio, permite que renazca el sentimiento de la «esperanza».

«El grito silencioso» es la culminación de este descenso a los infiernos interiores que es la obra de Kenzaburo Oé. Más allá de la impecable recreación histórica, la complejidad sicológica de los personajes o la maestría narrativa, esta literatura tiene el inmenso mérito de arrastrarnos al asco irremediable de lo humano, sin abandonarnos a nuestra suerte.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA DE KENZABURO OÉ:
«La Presa». Editorial Anagrama, Barcelona, 1994. Publicada originalmente en 1958.
«Un asunto personal». Editorial Arte y Literatura, Ciudad de La Habana, 1989. Publicada originalmente en 1964.
«El grito silencioso». Editorial Anagrama, Barcelona, 1995. Publicada originalmente en 1967.


Mis preferidos del Cine Asiático por Jaime Higa


Kinji Fukasaku


Hace unos días conversando con amigos salió a relucir una nutrida cantidad de dvd´s en mi colección producidos en Asia y me obligaron a explicar el porqué de mi total adhesión a  la producción fílmica de esta zona del mundo, me pidieron que argumente sobre estas películas y también hacer una escueta lista de películas preferidas.
En primer lugar tengo que contar  mi hartazgo con respecto a la exhibición de los blockbusters en los cines comerciales,la verdad si ya no soportas a Tom Cruise o a Will Smith los dvd´s se imponen como una alternativa más que interesante.
Rememoro también mejores épocas cuando existía en Lima un circuito de cine clubs más extendido y con más variedad de películas.
En tercer lugar podemos contar con relativa facilidad películas interesantes en el mercado informal de dvd´s.

Entre mis 10 películas preferidas estarían:

1.Batalla Real (2000) dirigido por Kinji Fukasaku (1930 – 2003). Esta película vendría ser un  “reality” en un futuro cercano donde un grupo de adolescentes son escogidos para matarse unos a otros en un macabro juego donde sólo uno de ellos debe sobrevivir.
Violenta y alegórica generó polémica antes de su estreno al ser vista en una exhibición privada por integrantes del gobierno japonés y fue calificada de “salvaje y de mal gusto”  y como los políticos  nunca saben de arte, Batalla Real se ha convertido en una película de culto.


2.  Zatoichi (2003). Película escrita, dirigida y protagonizada por Takeshi Kitano es una historia de un vagabundo ciego que guarda un secreto: es un maestro en el manejo de la espada. Construido con elementos del film de samurais,drama y comedia, termina con una gran escena musical. Kitano también cuenta con otros filmes como el premiado Hana-Bi, El Verano de Kikujiro o la plástica Dolls.
  

     3.Ichi The Killer (2001). De Takashi Miike, es la historia de un Yakuza sadomasoquista quien choca con Ichi un asesino que se presenta como un súperhéroe bizarro. La película muestra también enfrentamientos entre bandas de la mafia japonesa. No podríamos decir que este film sea paradigmático dentro de su nutrida producción ya que cuenta con varias películas que son un buen ejemplo del cine gore, entre ellas Audición, Dead or Alive (saga de tres películas) o La Felicidad de los Katakuries.


      4.Old Boy (2003) de Chan-Wook Park. En esta película Oh Daesu es un hombre que es secuestrado durante 15 años y cuando es liberado se enamora de su propia hija, el hombre que se quiere vengar de Oh Daesu ha sido testigo de la pérdida de su propia hermana. Película con ecos de tragedia griega está basada en el manga japonés que lleva el mismo nombre. Old Boy por su parte conforma la segunda película de una trilogía imprescindible que completan Sympathy for Mr. Vengeance y Sympathy for Lady Vengeance

 

     5. Placeres Desconocidos (2002). Al parecer erráticos, los films de Jia Zhangke nos van contando historias de la China contemporánea. En este film dos amigos desempleados toman decisiones para el desarrollo de sus futuras vidas.
     Zhangke (1970) es un director importante dentro del cine independiente chino. Muchos de sus trabajos han sido rodados en la clandestinidad y algunos hasta censurados, Zhangke pertenece a la llamada “sexta generación” o  “generación urbana”.
    Otras películas importantes de este director son Plataforma y Naturaleza Muerta.


    6. The Hole (1999) del director taiwanés Tsai Ming Liang  nos muestra una ciudad invadida por “la fiebre de Taipei”. En este contexto en una ciudad donde llueve a torrentes tanto como caen bolsas de basura, el agua es uno de los elementos primordiales en la película. En ésta, cada escena va acompañada de un número música, aunque Tsai Ming Liang haya declarado su total adhesión a la filmografía de Jean Luc Godard, The Hole nos hizo recordar a las Ocho Mujeres de Francois Ozon en su estructura ya que el cine de Tsai Ming Liang es único en su estética Kitch como en sus preocupaciones temáticas, otro film de visión imprescindible de este mismo director es El Sabor de la Sandía.


      7. El Masajista (2005) de Brillante Mendoza, director filipino. Esta película trata de Ilíaco un joven prostituto que trabaja en un sauna gay y que a partir de la muerte de su padre cuestiona su propia vida, aunque su entorno de pobreza no le dé otras oportunidades laborales. Brillante Mendoza se ha convertido en un director de culto gracias a una filmografía prolífica a partir del 2005,años en los que ha realizado 9 films hasta la actualidad. Otro film de interés de este director es Serbis.


      8. Happy Together (1997) es el sexto largometraje de Wong Kar Wai en donde dos a mantes chinos viven en Buenos Aires. Uno dedicado a ser cocinero y el otro prostituto vuelven repetidas veces a encontrarse y tratar de avivar la pasión en su relación. Película del desamor y del desencuentro cuenta con una brillante estilización de la imagen, característica de la filmografía de Wong Kar Wai. Otras películas de interés In the Mood for Love y Fallen Angels.    


      9. Secret Sunshine (2007) de Lee Chang Dong es un drama que trata sobre la pérdida de un hijo pero también de la fe recientemente adquirida,  en un dios que puede gratificar a una mujer que sufre de la misma manera que a un delincuente.
     Lee Chang Dong es un director de Corea del Sur y ha sido nominado y ganador de diversos premios, otra película extraordinaria de este director es Poetry.


     10. El Matrimonio de Tuya (2006) dirigida por Wang Quan´an es una bella historia sobre la lealtad de una mujer hacia su viejo esposo en un medio agreste  como el de la estepa de Mongolia. Wang Quan´an también pertenece a la “sexta generación” de directores chinos. Esta película ganó el Oso de Oro de Berlín el año 2007.


viernes, 30 de diciembre de 2011

Gonn



Blackout of Gretely es el hit más conocido de esta aguerrida banda de garaje de los 60 (puedes escucharlo si consigues los Pebbles y Nuggets, famosas colecciones de garaje)
Doin´me in es su otro hit, una siniestra salvajada plena de alaridos, urgencia capturada en forma primitiva, low-fi de la época de oro de las grabaciones (es decir, con un sonido distinto al de hoy en día, sin tantas poses,artilugios tecnológicos o mariconada digital).

Traducido por Diego Beatfolk  (artículo publicado en el fanzine Sótano Beat Nº 4 del año 2003)

Se han encontrado vinilos y cintas de garaje de los sesenta en muchos estados de EE.UU. e Iowa no hace mucho fue descubierta por los coleccionistas por haber sido un obviado tesoro de grabaciones de este tipo. Han sido hallados discos de más de un ciento de bandas locales, proveniendo las mejor conocidas de la parte norte del estado, adyacente a la prolífica escena de Minnesota.
Desde que el tema Blackout of Gretely, de Gonn, apareció en el compilatorio Chosen few, hubo gran curiosidad acerca de la banda que lo grabó; este tema y “Doin´me in” probablemente son los mejores discos de garage psych (que algunos prefieren llamar garage punk) nunca hechos en el estado de Iowa.
Gonn se estableció en Keokuk, lugar que estuvo estrechamente conectado con las bandas del sur de Illinois, como Suburban 9-5, Fredie Tieken & The Rockers, y sellos como It y Golden Voice. Fue una de esas rapaces bandas que se dejaron crecer el pelo muy largo, condujeron alrededor de la ciudad en una carroza y se consideraban a sí mismos rebeldes anarquistas.
Pocas bandas pueden haber excedido semejantes pendejadas de Gonn tales como haber elevado una enorme bandera nazi detrás del escenario en una nave de iglesia. Ellos editaron dos singles y grabaron un tercero que se quedó sin editar hasta ahora, más grabaciones “en vivo-en estudio” de algunas de sus canciones favoritas de los Kinks, Standells, Love, Byrds y la Chocolate Watch Band, todo constituyendo un buen reflejo de lo que se esperaría escuchar de muchas de las mejores bandas psych de mediados de los sesenta.
Afortunadamente se pudo contactar en los ochenta con Craig Moore, miembro principal de Gonn, quien por esos años aún estaba tocando en bandas y además dirigía una tienda de discos de colección en Peoria, Illinois.

El mismo nos cuenta la historia de Gonn:

Keokuk,Iowa:1963 - 1964
“Entré al negocio del rock `n` roll para convertirme en una combinación de agente/promotor al servicio de una banda local que tocaba música surf  y  Louie-Louie llamada The Gallows. Por el tiempo en que no tenía intención de tocar realmente en una banda compré mi primer disco de los Beatles y me convertí en un obseso de ese sonido. Cuando el líder de los Gallows trató de convencerme de que podría enseñarme a tocar bajo y así poder unirme a su banda, yo dudé. En 1964 los Beatles golpeaban con fuerza y las bandas brotaron a lo largo y ancho del área: The Wildcats, The Playboys, Brillo & The FireBirds, The Twilights, The Outcasts.
Tres amigos de la secundaria y yo mismo compramos ternos beatle y botas, el pelo corto peinado ridículamente hacia adelante y haciendo mímica con cinco canciones de los Beatles, con equipo prestado en la cafetería, en una actuación.



1965: The Gallows, que ya no era una banda de surf, lanzaron el primero de sus dos singles. De pronto hacer discos ha parecido algo menos misterioso y más interesante. Tuve la comezón de tocar realmente, pero no la desfachatez. En otra actuación decidimos ser los Rolling Stones, pero no pudimos ponernos de acuerdo en quién sería Mick. Luego nos convertimos en los Dave Clark Five, con ternos y todo. Ese verano fuí a California donde escuché a The Byrds, Mamas & The Papas, etc.,y cuando regresé tuve el deseo de estar en una banda, sin embargo sólo como cantante. Estaba aún intimidado por cualquier cosa con cuerdas.
Un compañero de colegio me presentó a su hermano, Gerry Gabel, que tocaba piano y órgano. Nos convertimos en un inseparable dúo, sumando a Nick Bloom, Saxofonista y Larry Lamaster en guitarra. No pensamos que un bajista fuera necesario; yo sólo canté y recorté las letras para la batería: The Pagans.
Teníamos un pequeño amplificador Bogan para un PA con dos columnas de altavoces, un amplificador Sears silvertone de guitarra y un pequeño órgano casero con power y speaker incorporado. Llevábamos todo en mi Oldsmobile de 1958.
En nuestra primera presentación en público el baterista no podía sentir la diferencia entre “For your love” y “House of he Rising sun”,tocando una cosa mientras el resto de nosotros estábamos haciendo otra. Dejé el escenario hasta que la banda paró, nos reagrupamos y terminamos el set con las caras rojas. Esa fue una “Batalla de bandas” que no ganamos.
Tocamos nuestro primer concierto pagado en un sótano de un amigo haciendo canciones como “Papa-oom-mow-mow”, “Boney Maronie”  y “Hot Pastrami”.
Finalmente, el hermano de Nick decidió que necesitábamos un bajo y puesto que mis manos estaban libres, fuí elegido. Tomé tres veloces lecciones del bajista de los Outcasts, quien me dibujó una escala y me enseñó la parte de bajo de “Steppin Out” y “Last night”. Fuí oficialmente un músico.

1966: Larry  nos dejó para hacer cosas más “normales”, Billy necesitaba parar e irse al colegio, donde las niñas eran más fáciles de ligar, y Gerry y yo habíamos decidido que necesitábamos guitarras ruidosas en lugar del bastante manso saxo. Así que corrimos a los anuncios en el periódico por músicos. Gary Stepp se unió en la guitarra y tres de nosotros fuimos a chequear un baterista que había contestado nuestro anuncio, Brent Colvin. Su banda estaba practicando. Brent era salvaje, ruidoso, odioso, y pelilargo: perfecto. En la guitarra de esa banda estaba Rex Garret, que sabía como tocar acordes de barra y el intro de "California Dreaming", así que cogimos a ambos. De pronto éramos cinco y colmados de sueños imposibles, confianza en sí mismos y frenesí. Rex sugirió “Gone” por nombre, y yo dije: “Con dos enes en homenaje a Madd, una heroica banda antigua, y sin usar el artículo  the también”.
Aprendimos canciones a un paso furioso. Nuestra mescolanza de equipos incluía un amplificador Gibson Atlas de bajo, Silvertone para el órgano Vox Continental, Fender Bandmaster para Rex, un pequeño amplificador Harmony de tres piezas para Gary con un cabezal Fender potente, dos 4x12 columnas de altavoces para PA con un mezclador de cuatro canales de batería potente.
Naturalmente que cuando ensayábamos en el sótano de Rex, tocábamos tan alto como era posible. Pronto avanzamos hacia “Hey Joe”, “Don’t need your lovin`” “Shapes of thing” y muchas de los Stones, Raiders, Standells, Byrds, Yardbirds, Spencer Davis, Turtles, etc. Brent comentó una vez: “No puedo creer que estoy en una banda que puede tocar realmente Hey Joe".
Tocamos alrededor del área, esforzándonos en ser polémicos y odiosos. Una vez un compañero llamado Bill Egan, nos pidió respaldarlo en un 45 que estaba a punto de grabar: “Vamos a lanzarlo a nivel nacional, muchas conexiones, gran negocio, podría conseguirles un contrato de grabación ir en tour, bla,bla,bla”. Fuimos lo suficientemente astutos para decir: “Yeah, te respaldaremos en dos canciones si tú nos pagas con grabar dos al mismo tiempo”. El estuvo de acuerdo, me dió una gastada copia de “C´mon everybody” de  Eddie Cochran y escogió “Kansas City” de nuestra lista de canciones para lado B. Pensamos que C`mon Everybody era bastante blanda, pero la aprendimos para que tuviéramos la oportunidad de grabar “Blackout of Gretely”, una canción que Rex y yo habíamos escrito, lo que hicimos a mitad de 1966, con "Pain in my heart" para el lado B.
Para ustedes, entusiastas de los detalles de grabación: “Blackout of Gretely”, “Pain in my heart”, “I need you” y “Doin´me in” fueron todos grabados en el cuarto trasero de Mefford´s Electronics & Engineering en Burlington, Iowa, usando dos micrófonos vagamente apuntados hacia los cantantes o los amplis, directos al deck, con un eco de cinta de la más primitiva especie, todo en vivo, sin overdubs o mezclas de ninguna especie.
Blackout…fue lanzado por nosotros en el sello Emir Records de Bob Meffords, prensado por RCA y vendió aproximadamente 1500 copias. Otras 500 fueron una por una regaladas durante los años, perdidas, arrinconadas o usadas para tiro al blanco. Regresamos al Emir cerca de dos meses después y arrancamos con lo que pensamos sería un álbum, grabando “Doin´me in”, “I need you” “In the midnight hour”, “Signed D.C.”, “You really got me”y otros. "Doin´me in" fue pensado como nuestro próximo single pero nunca vio la luz.

Estuve nervioso acerca de la reacción que podíamos lograr para un disco con tantos alaridos y estábamos aún más atemorizados por el billete si “Doin´me in” no se vendía.



Algún día, a finales del 66, le hemos dicho a alguien que si enviábamos una cinta a Florida, podríamos conseguir un mes de tocadas al sol allá en el sur y mucho dinero. Calculamos que esta cinta sería grabada con por lo menos tres micros, así que fuimos al estudio del sótano de Freddie Tieken, donde los Gallows habían hecho su single y donde Fred había grabado muchos 45´s para bandas del área, incluyendo la suya propia, la infame Freddie Tieken & The Rockers. Fred micró cada ampli y puso tres micros sólo en la batería y nos dió micros individuales para cantar dentro. Grabamos un montón de covers, en un intento de ser meramente una banda de hits populares para los agentes contratistas de Florida. Al final de la sesión grabamos una pieza basada en el comercial de la cerveza Hamm, y sobre la música presenté a cada miembro de la banda que dijeron tantas cosas listas como fuera posible. Acabamos esto con un estilo Yardbirds rave-up con un montón de alaridos y fuzztone. Lamentablemente el master de esta canción parece estar perdido. Enviamos éste a Florida y nunca escuchamos otra cosa acerca de esto. Afortunadamente conservé la cinta original  y muchas de aquellas canciones pueden ser escuchadas ahora.
Como en la mayoría de las bandas, las personalidades invariablemente se incomodan mutuamente y Gonn no fue la excepción. Tuvimos enormes disputas que bordeaban las peleas; y aparte de Brent, probablemente cada uno sintió que sería el líder de la banda. Gary finalmente abandonó, seguido prontamente por Brent. Gerry y yo contactamos con Larry Lamaster, nuestro antiguo guitarrista de los Pagans, quien estuvo dispuesto a tocar otra vez.Después de unas audiciones, Dave Johnson se convirtió en nuestro segundo y último baterista.
El tiempo en que todo esto sucedía era 1967 y Gonn fue relativamente famoso en su minúsculo rincón del mundo. Teníamos una lista de cerca de 300 canciones, incluyendo un 90% de los tres primeros elepés de los Doors, más canciones de Country Joe &The Fish, Clear Light, Kaleidoscope, Strawberry Alarm Clocks, Bubble Puppy, etc. Blackout of Gretely fue un gran hit de baile, pero estábamos aburridos con esto.  Desde que la banda había cambiado de sonido, así como de personal, quisimos hacer un nuevo disco. Teníamos una sólida pared de nuevos amplis Fender Dual Showman, amplis Bassman,Pro y Super Reverb con altavoces de extensión Bassman, etc.



Setiembre de 1967: Regresamos a Quincy y grabamos “Come with me (to the stars)”, una composición de Garret / Moore y  “You’re lookin´fine” de los Kinks.
Por este tiempo habíamos descubierto cosas como la marimba, speed, LSD, etc. Pronto estuvimos en caliente competencia con los Gallows, quienes lanzaron su segundo y mejor 45, “Remember Mary”, a poco de dos semanas del nuestro. Tocamos en un baile en Missouri, a doble banda, que pronto se volvió una batalla de bandas. The Gallows estaban demasiado en la onda Young Rascals mientras nosotros nos inclinábamos hacia los Yardbirds, Kinks, Stones, etc, aunque sabíamos siete u ocho canciones de los Rascals. En todo caso nos pareció que el baterista de los Gallows había puesto el nombre de los Rascals en su bombo; estuvimos preparados, había estampado el gran logo de los Yardbirds en el bombo principal de Dave.
Ambas bandas estuvieron grandes esa noche y no recuerdo quién “ganó” o “perdió”.
Nuestra próxima prueba decisiva con los Gallows fue en los Knights of Columbus, sala de Keokuk. Fue el show final de los Gallows antes del desbande y hubo un enorme gentío. Gonn estaba en su pico en este punto, y a pesar de una soberbia actuación de los Gallows prevaleció el consumado poder de Gonn y el peso de un más fuerte material que el de los covers de los Rascals y Buckinghams, y los “sacamos” fuera del escenario. Ellos lo reconocieron, diciendo: “Gracias por hacernos sonar como una mierda en nuestro último concierto”. La victoria de Gonn fue completa con eso.
Mientras duró la banda  tocamos en conciertos con grupos como “The American Breed”, “The Trolls” “Buckinghams”, etc, en el auditorio Burlington Memorial, shows promovidos por un amigo llamado Sam Ganakes y su padre. Una vez ellos habían separado tres noches consecutivas en nuestra área con los Yardbirds, del tiempo de “Happenings 10 years ago” y Gonn fue contratado para tocar todos los tres shows. Estuvimos tan excitados por esto que soñé cada noche con ello con tales detalles que estuve convencido que esto realmente había sucedido.
La gran desilusión vino cuando, después de perder un manojo de dinero en un concierto de los Turtles, el viejo Ganakes quitó de golpe y canceló todo el resto de los shows, incluyendo todas las tres fechas de los Yardbirds. 
Por los comienzos de 1968, no nos llevábamos muy bien con Rex, así con algo de aspereza él dejó la banda. Después de aproximadamente tres años de experiencia musical, Gerry y yo fuimos más allá de nuestras habilidades musicales primitivas de los tempranos días. Reclutamos a Dana Georges en primera guitarra y Alfred Boyer en la rítmica y doce cuerdas. El sonido de Gonn cambió dramáticamente. Y aunque sumamos material tal como “You keep me hangin´on” y “Take me for a Little while” de Vanilla Fudge, el original poder crudo de la banda como se exhibió en Blackout… se fue completamente…
El hecho inevitable es que nada permanece igual  y nadie permanece lo suficientemente inocente para crear la inadecuada, bruta música que Gonn y tantas otras bandas despacharon en la mitad de los sesentas.
Gonn acabó en esta coyuntura. Posteriormente hicimos sitio al héroe de la guitarra Slink Rand para agregarse en compañía de Jerry Heath en rítmica, aún llamando al grupo Gonn, aunque no había virtualmente parecido con el original grupo. Gerry y yo finalmente formamos una banda llamada Mothers Hooker´s Blues Band y Dave,Rod y yo nos convertimos en Trinity,haciendo Cream,Hendrix,Mayall y viejo blues.
Me gustaría escuchar de tí allì en los garajes del mundo,envíame algún correo a Craig Moore,920 W main, Peoria, IL61606. Buena suerte a todas las bandas de garaje de hoy en dìa y un billón de gracias por el interés.”

Craig Moore, Agosto,1984


Feliz 2012, aunque se acabe el mundo...

¡Feliz año 2012,aunque se nos acabe el mundo, postearemos hasta el último aliento!
Estos son los sinceros deseos de todos los que hacemos Post, Fanzine de Arte y Cultura.


lunes, 26 de diciembre de 2011

Explosión de beat americano garage a mediados de los 60

por Diego Beatfolk.(Este artículo salió en el número uno del fanzine  Sótano Beat en el año 2000)

La irrupción del garage norteamericano, aproximadamente entre los años 64 y 67, constituye uno de los períodos más apasionantes de la historia del rock ´n´roll, la creación de desadaptados suburbanos que definió una de las primeras eras del punk, de forma tan categórica y completa que poco les quedó por añadir a sus sucesores de los 70, perdiéndose además el secreto de inspirada ingenuidad que hizo a esa época tan especial.

Si bien el detonante fueron las dos invasiones británicas del 64, antes de ellas ya existía en Norteamérica una rica tradición a la cual hay que remontarse para ver cómo se fue gestando el clima en el que brotó el psych.
Hacia el final de los años cincuenta el rock and roll estaba en declive con Elvis en el servicio militar, Little Richard retirado, buscando su salvación en el Señor, Chuck Berry en prisión o Jerry Lee Lewis censurado y considerado como un pervertidor de menores. En 1959 moriría Buddy Holly en un accidente de aviación, junto a Richie Valens y Big Bopper, y al año siguiente Eddie Cochran en uno automovilístico.
La escena fue ocupada por el llamado Highschool, un rock and roll impostor, despojado de su esencia rebelde, pero que como mito y como sonido tuvo sus perversos atractivos. También abundaban los disc-jockeys payola (promovían grupos previo soborno) y se practicaba mucho aun el Hype ( la promoción a toda costa).

De hecho existió algo más subterráneo por esta época, bandas de rockabilly herederas de los salvajes de Rock´ n´ Roll Trio o Link Wray.
Cuando  comienzan los 60, los teenagers podían contar con lo que venía haciendo Phil Spector y su muro de sonido, con Roy Orbison y Del Shannon, sin olvidarnos de la fiebre del twist. En 1961, Tamla Motown logró su primer millón de ventas con "Please Mr. Postman" de las Marvellettes y "Shop Around" de los Miracles, a los que siguieron otros éxitos monstruosos. Pero un fenómeno que va a tener que ver más con la actitud  y el sonido de los grupos de garage es la aparición de cientos de bandas instrumentales en los tempranos sesenta, en su mayor parte en el sur de California, lanzando sus propios singles locales (algunos alcanzando los charts nacionales ) .Fueron las primeras bandas adolescentes "hazlo tú mismo" e iniciaron una tendencia de chicos comprando instrumentos de combo eléctricos.
Es sabido que el responsable histórico de la fiebre fue Duane Eddy y sus Rebels con su peculiar Twangy Guitar, quién venía haciendo exploraciones de guitarra desde fines de los cincuenta, y que el instrumental se fusionaría con la posterior fiebre del surf de la mano de Dick Dale y sus Del-tones.

Bandas propiamente instrumentales eran los Gamblers , Johnny and The Hurricanes, los Viscounts, Los Belairs, Los archiconocidos The Ventures… Y algunas bandas surf eran los Rumblers, los Astronauts, Pyramids, Surfaris, Los Sandals, Los Dartells, California Suns, Los Original Surfaris, Dantes,Los Ragamuffins, los salvajes Trashmen y su famoso "Surfin Bird" o los imprescindibles Beach Boys o Jan & Dean.

Paralelamente, hacia el noroeste del Pacífico, hubo asaltos a la cochera de la casa familiar por bandas que tocaban maratones de tres acordes para infatigables multitudes bailadoras. De estas bandas mencionamos a las más notables de entre ellas: Paul Revere & The Raiders, los Kingsmen y los Sonics. Son tres estupendas bandas, básicas en la formación del garage ( Los tres se anotaron hits con "Louie Louie").

Al otro lado del océano, en Inglaterra, los jóvenes músicos reaccionaron a una diferente serie de influencias. Mayormente absorbieron rock americano de los cincuenta y R&B. El skiffle,una suerte de rockabilly folky ejecutado con instrumentos caseros, había causado turbas musicales británicas para armarse ellas mismas de la misma manera en que el surf  lo había hecho en USA. El Merseybeat ( escena de grupos de Liverpool) fue una consecuencia del skiffle y por el tiempo en que los Beatles ganaban en las encuestas del Melody Maker, en el 62, hubo más de doscientas bandas sólo en Liverpool.

Mientras tanto en Londres, una marchitante escena de jazz tradicional se mutaba en una floreciente escena de blues, cuyos participantes estuvieron principalmente inspirados por el blues de Chicago de Muddy Waters, Howlin Wolf, Willie Dixon o Bo Diddley. 
En esta escena destacan Cyril Davies y Alexis Corner, considerados padres del rhythm ´n´ blues inglés, por cuyo grupo, Blues Incorporated, desfilaron muchos que después van a tener que ver en la formación de los Rolling Stones, Pretty Things, Animals, Yardbirds, Spencer Davis Group, entre otros.

Estas bandas, conjuntamente con las del Merseybeat (The Beatles, Gerry & The Pacemakers, Searchers, Hollies, Dave Clark Five, Herman’s Hermits, entre otras), constituirán las dos olas británicas que llegarán sucesivamente a USA en 1964.

Guitarra Vox Phantom
Y luego de la famosa aparición televisada de los Beatles en el Ed Sullivan Show ( 9 de febrero de 1964), prácticamente al dia siguiente la juventud norteamericana fue en masa a las tiendas para armarse con guitarras Fender, Mosrite (antes llamadas Strats Sunburst), y Danelectro, órganos Farfisa, y especialmente guitarras,órganos y "amplis" de la marca inglesa Vox.

 Farfisa Combo

Los primeros garageros parece que estuvieron muy inspirados por la película "A hard day’s night", aquel retrato de teenagers y modetes cazando a sus héroes calle abajo. El promedio de los músicos adolescentes no eran suficientemente talentosos como para llevar a cabo las beatlescas progresiones  de acordes y las tres partes vocales de armonía.
Pero otros preferían abrazar el sonido de los rockeros de ryhtm ´n´ blues británicos: Rolling Stones, Yardbirds, Animals, Pretty Things, Them, Manfred Mann, Spencer Davis Group, Downliners Sect, The Kinks o The Who.

El garage primigenio fue derivando de los componentes distintos del estilo musical y visual de estas bandas. El Stone Brian Jones y el Yardbird Keith Relf ejemplificaron el look: sacos deportivos, cuello de tortuga, flequillo, corte tazón rubio.

Mientras los Stones tenían al cantante , en los Yardbirds las estrellas eran la sucesión de guitarristas virtuosos, primero Eric Clapton y finalmente Jimmy Page. Pero fue su segundo primera guitarra, Jeff Beck, quien estuvo a bordo cuando los Yardbirds desembarcaron en USA.

Beck experimentaba fuera de la herencia estricta del blues de la banda dirigiendo muchos salvajes rave-ups de guitarra cargada con feedback, eco de cinta y perversos Fuzz pedal. Puesto que la mayoría de los primera guitarra del primigenio garage no podían siquiera empezar a domar el agobiante comienzo de "Shapes of thing", pudieron por lo menos comprar algunos pedales baratos e intentar emular ese chirriante y zumbante sonido.

Y fue una legión nacional de bandas la que brotó en los garajes por todas partes y el propio aire parecía vibrar  con las panderetas, guitarras fuzz, órganos tintineantes y canciones llenas de letras sugestivas, incitadoras,transgresoras . La revolución había comenzado.

Estas bandas aspiraban a ser nada más que éxitos en su propia manzana o barrio y no consideraban opciones tan abstractas como contratos de grabación o apariciones en conciertos. Se formaron para tocar en fiestas, bailes colegiales, centros de recreos adolescentes, en shows de carros antiguos y en las todopoderosas "batallas de bandas" ("battle of the bands").

Comparando la curiosa exquisitez de los tiempos que fueron con los estándares de hoy ( cuando la sociedad conserva el rock noise a salvo escondiéndolo en clubes nocturnos y llenos de humo), el psych de los 60 fue considerado bastante inocuo para los chicos que lo veían a plena luz del día y tal vez incluso como una alternativa viable ante ciertas formas de delincuencia juvenil.

Una banda podía hacerse popular en su área local, tal vez ganar la "batalla de bandas" y ser patrocinada por un Dj, quien usualmente se ofrecía como manager. El Dj los llevaría a un estudio barato para grabar un single de 45rpm (todavía era la manera de escuchar Rock n roll) en algún sello local o en alguna marca que el Dj y algún hombre de negocio de la zona podrían lanzar juntos. Si el disco era recibido entusiastamente en la localidad, el manager Dj podía promover la canción a un sello mayor para empujarla dentro de los charts nacionales y ser número uno. Así fue, más o menos, como sucedieron las cosas.

Las bandas que erupcionaron de esta reacción química sónica se cuentan por miles. Las más conocidas son:


Los Electric Prunes, cuyo obscuro hit de 1966 "I had too mucho to dream (last night)" se podría considerar el artefacto de garage ejemplar de todos los tiempos. Vinieron de Los Angeles (no Seattle, como equivocadamente se creía hasta hace poco). Les gustaba apilar capas de fuzztone, trémolo, reverberación, guitarra invertida, etc, como un denso fondo fantasmagórico en sus canciones(solían usar nueve amplificadores en concierto para recrear su sonido y fueron los primeros en usar el pedal Wah-wah inventado por Vox, para el cual grabaron incluso un anuncio publicitario que hoy es también una pieza de coleccionista).
Todo ese ruido fue puesto en un contexto comercial por Dave Hassinger, ingeniero de sonido de muchas sesiones de los Rolling Stones, incluyendo las del "Aftermath". Luego de los primeros singles y varios conciertos graban en 1967 sus dos fundamentales Lps " I had too much to dream" (last night) y "Underground"

A partir de este punto, la historia de los Prunes se hace confusa. Al parecer, participan en tres temas en el tercer Album "Mass in F minor" (1968), un disco conceptual que mezclaba música gregoriana con pop sicodélico, aunque era un proyecto escrito y conducido por el músico de formación clásica David Axelrod.
Hassinger llevó a la banda canadiense The Collectors para completar el álbum.





Los Standells
eran de los Angeles y originalmente una banda de nightclub, un grupo más del show business, hasta que el productor Ed Cobb escribió para ellos arrogantes himnos punk que los convertirían en los Stones de Sunset Strip. Su gran hit nacional fue "Dirty Water" (66), con la voz delincuencial y perversa y su contundente base rítmica. Aún más groovy era la canción "Sometime good guys don’t wear White" y "Try it" llegó a ser censurada.
Su tema "Riot on sunset strip", del film del mismo nombre, fue un himno para una generación de teenagers con nada mejor que hacer que fumar marihuana, vestir para alarmar a los adultos y armar una broncaza con los policías frente al Whisky A-Go-Go.
Los Standells aparecen en un capítulo de la serie televisiva "Los Monsters".




Los Seeds
también provenían del area de Los Angeles y "Pushin` too hard" fue su hit más conocido, un bombazo en clave de ritmo apache, con su típico piano eléctrico Wurtlitzer tal vez algo desafinado, orgullosamente amateur, y su rudo punteo, que es toda una lección de cómo debe usarse el fuzztone. Son memorables también "Mr.Farmer" y "Can’t seem to make you mine". Su líder Sky Saxon aún debe de estar flotando en alguna niebla de ácido hoy en dìa. En los 80 se puso al frente de varios grupos del Paisley Underground.


La discografía de Los Seeds ( no recopilatorios) incluye "The Seeds"(1966) "A web of sound" (1966) "Future" (1967) y "A full spoon of seedy blues" (1967) y el álbum de su último concierto "Raw & alive in concert at Merin’s Music Box " (1968)
  




Los Sonics vinieron de Seattle y se formaron en 1963; fueron un grupo de punk por excelencia, de los más salvajes y frenéticos, con influencias de los Kinks, Yardbirds y la voz notoriamente del primer Little Richard. Poseían un sonido grasiento, lleno de alaridos, punteos memorables, con un piano y un saxo dándole un sabor de banda de baile salvaje, achorada, una perfecta transición  de 50’s – 60’s. Perpetraron gemas como "The Witch", su clásica "Psycho" (1964) o las inmortales y de ritmo imparable "Cinderella" (1965) y "Strychnine" (1965)



Paul Revere & The Raiders, eran de Portland, Oregon. En el 61 alcanzan un notable hit con "Like Long Hair" y al igual que los Sonics, grabaron "Louie Louie" de Richard Berry, pero sus paisanos Kingsmen se adelantaron en la carrera hacia los chart. Aquí en Perú, Los Yorks versionaron su "Just like me" como "Justo a mi gusto" y los Shain’s de Pico Ego Aguirre y Gerardo Manuel interpretaban las perfectas joyas "Kiks" y "Louie, go home" como “Pesadillas”  y “Lupe vuelve a casa”.



Los Kingsmen, también de Portland, se formaron en 1957. Su gran hit fue "Louie Louie" (1963) con su básica progresión constante de tres acordes, cuya influencia en las armonías de posteriores grupos ( como en "You really got me" de los Kinks) es evidente. Las emisoras negras los radiaron intensamente pensando que los Kingsmen eran negros. Más que nada eran una banda de baile pero producían un sonido contundente,achorado, con guitarras desnudas que no necesitaban fuzztone incluso para mostrar su fiereza. Junto a los Sonics y Paul Revere & The Raiders, forman la trilogía fundamental del garage.



Los Count Five eran de San José de California y se vestían con unas tremendas capas. Su gran hit nacional  fue "Psychotic reaction"  una respuesta al  "I’m a man" de los Yardbirds con un cavernícola cambio ."Psychotic reaction" estaba referido a la droga. Su líder Sean Byrne dice: "Tenía relación con la droga, aunque por aquella época no tomábamos nada".Los Count Five fueron el clásico grupo de garage beat duro, incisivo, directo tanto en forma como en contenido, una muestra de la extraordinaria escena de San José ( de donde también provenían la Chocolate Watch Band y los Syndicate of Sound), cuyas batallas de bandas enfrentaban a contendores como los E -Types, los Stained Glass, los Jaguars o los Golliwogs, más tarde conocidos como los Creedence Clearwater Revival.



La Chocolate Watch Band, también de San José de California, fueron apadrinados por el mismo Ed Cobb, de los Standells, quien intentó convertirlos en unos nuevos Rolling Stones. Aparecen en la película "Riot on Sunset Strip" y dejaron un legado de tres álbumes llenos de la más avanzada música de su tiempo; eran muy queridos por las otras bandas de garage underground que versioneaban sus temas, entre los que destacan el bombazo demencial " Let’s talk about girls" (1966), "Sweet young thing" (66), "I ain’t no miracle worker" o el mensaje urgente de "Are you gonna be there (at the love in)?" (67)



Los Knickerbockers venían de New Jersey y causaron furor en 1965 con su hit "Lies", el cual muchos estaban convencidos  que era de los Beatles, pero con una escucha más detenida se comprobaba lo más fuzztoneado y americano de su sonido. Sus enfebrecidos ritmos beatlescos son una constante en perfectas bombas de relojería como "One Track mind" o "Love is a bird".





Los Thirteen Floor Elevators, la tercera aventura de Rocky "Peyote"  Erickson (antes formó a los Roulettes y The Spades), eran de Texas. Rocky era la furiosa primera voz contrapunteada por el pavoroso burbujeo que Stacy Southerland provocaba en la garrafa de vino con micro incorporado y las explosiones de guitarra de Tommy Hall. Todo esto se puede apreciar en su más grande hit  "You’re gonna miss me"  (66).
Los Elevators eran demasiado freaks, incluso para los estándares de hoy, y era un proyecto demasiado entregado al nuevo estilo de vida del LSD. Como consecuencia de ello, Erickson fue enjaulado en un hospital siquiátrico para evadir la condena por posesión de estupefacientes. Sus Lps "Psychedelic  Sounds of 13th Floor Elevators"  (1966), "Easter Everywhere" (1967), el pirata en vivo en el Avallon Ballroom y "Bull of the Wood" (1969), los han convertido en leyenda.





Los Blues Magoos
eran neoyorquinos, muy conocidos en toda la nación por su sonido crudo e imagen sicodélica (solian vestirse con trajes eléctricos, que alimentados por pilas se iluminaban intermitentemente) En su primer Lp "Psychedelic Lollipop"   (1966) figura "Tobacco Road"  tema con un salvaje jam  "freak out"  en el medio. Pero su gran hit fue "(We ain’t got) Nothing yet" (1966), excelente canción que los muestra con todo su exuberante ataque. El segundo Lp "Electric comic book"  venía con un libro de comics. Los fans también podían comprar por correo la peculiar lámpara de resplandeciente lava roja conocida como la Psyche-De-Lite, que era la versión chica de los modelos gigantes que los Blues Magoos colocaban en los escenarios de sus conciertos.




Los Music Machine, formados en Los Angeles, eran un grupo con una rara sofisticación. "Talk talk" (1966) fue su más famosa canción, menos de dos minutos de incesante fuerza, con los gruñidos de su líder Sean Boniwell impulsando sus apenas reprimidos mensajes punk.Vestidos todos de negro, de la cabeza a los pies, exudaban una misteriosa, siniestra imagen realzada por el uso de un solo guante negro. Keith Olson, el bajista, recuerda:  "Queríamos lucir L.A. en lugar de San Francisco.Hubo esta arremetida de bandas de San Francisco, con ese look de las camisas paisley y pantalón acampanado. Teñimos nuestro pelo de negro y vestimos ropa negra; Sean apareció con la idea del guante negro en una sola mano…"  
Su primer Lp es "Turn on " (1966) y otros temas que destacan son "Masculine intuition" y "Travel "



Los Shadows of Knight, nativos de Chicago, con un soberbio estilo rhythm and blues, parecen unos Pretty things yankies. Sonido directo y crudo, netamente inspirado en Bo Didley. Se anotaron un hit con su versión de "Gloria" de Van Morrison (uno de los temas fetiche de las bandas de garage) Memorables son también la dura "I’ll make you sorry"  "Bad Little woman"   o "You can’t judge a book by the cover" de Dixon. Grabaron los Lps "Gloria"  y "Shadows of knight" (1969)



… Y no quisiéramos dejar de mencionar por lo menos a los Remains,  Strawberry Alarm Clock, Syndicate of Sound, Music Explosion, Outsiders, Misunderstood… y una interminable lista de grupos como los New Colony Six, We the People, Haunted, Chancellors, Plague, Tree, Magi, Jujus, Peabody Hermitage, Benders, Moxies, Modds, Gonn, Zakary Thaks, C.A. Quintet, T.C., Atlantic, Teddy & Patches, Omens, Banshees, Brogues, Fabs, Tamrons, Cyclones, Unrelated Segments, Hysterics, Starfires, Trolls, Wild Knights, Grains of Sand, Grains of Time, etc, etc, etc… a cual mejor banda de garage punk o garage pop (rescatadas gracias al maravilloso trabajo de recopilaciones como "Nuggets", o los cerca de 30 volúmenes de "Pebbles" organizados por subestilos , regiones o era, así como"Back from the grave, "Garage Punk Unknowns" "I was a teenage Caveman" o los volúmenes que recopilan a las bandas de mujeres garageras "Girls in the garage" mano de santo para el fanático del género.)

 "We The People- You burn me up and down"

 "Zakary Thaks"

El movimiento de garage, como otros capítulos musicales, comenzó a perder su diversión y se transformó en otra cosa. Bandas como Love o The Doors fueron de la tradición del garage hacia un nuevo camino, y como los ojos y oídos tornaron hacia la escena de Haigh Ashbury, el psych estuvo condenado. Pronto Hendrix, el "Sgt. Pepper’s" de los Beatles, Jefferson Airplane, Grateful Dead y otras mas pomposas formas de música sicodélica tomaron posesión. La llegada del estupefaciente jam largo, extendida improvisación, preparó asimismo el terreno al rock en el dial FM, antes el dominio de la música clásica y el jazz, abandonándose el transistor de radio AM . Sean Byrne, de los Count Five, ha dicho: "Hacia 1968 ya no teníamos ganas de estar en la música. Muchos grupos se separaron en ese año, ciertamente era el fin de una época. No teníamos ganas de ser profesionales, no habíamos jamás concebido los Count Five como un grupo `para trabajo`" El garage se había acabado.

"Girls in the garage - The Heart Beats"




                      Girls in the garage "The liverbirds"