1967 en Tokio (Japón); vive y trabaja en Tokio y Nueva York
(EE.UU)
<Mi obra es una revelación del pensamiento.
Me encanta transmitir los ademanes esotéricos a través del
mundo interior>
Visiones pictóricas sintéticas entre el ayer y el mañana
Igual que muchos
artistas de hoy día, la artista multimedia Mariko Mori vive en dos mundos: su
ciudad natal es Tokio y la que ella ha escogido, Nueva York. Sus representaciones y diseños de moda,
videos y fotografías reflejan el contraste entre el viejo y el nuevo mundo,
entre Oriente y Occidente, sintetizando los dos mundos en visiones
hiperrealistas. Visiones que no sólo
incluyen el budismo y sintoísmo japoneses sino también las últimas tecnologías,
el tratamiento digital de imágenes, la ciencia ficción, la música tecno y la
neo-pop, los cómics y la publicidad.
En sus primeros trabajos fotográficos, ella misma posa como
una cyborg (mujer biónica) vestida con un flamante traje plateado hi-tech,
rodeada de japoneses de la vida cotidiana de su mundo y, sin embargo, aislada:
en un vagón de metro que, debido al encuadre de la fotografía, hace pensar en
un ovni (Subway [Metro]), 1994); delante de un edificio de oficinas, donde
ofrece té a los ejecutivos que pasan (tea Ceremony III [Ceremonia del té III),
1995), o como mezcla de muñeca Barbie y las mujeres mecánicas de Fritz Lang en
Metrópolis, en una sala de juegos de pachinko (Play with me [Juega conmigo],
1994)
La instalación fotográfica en tres dimensiones Birth of a
Star (el nacimiento de una estrella, 1995) marcó un cambio de sentido en su
obra. Mori se presentaba a sí misma, sola ante n fondo blanco, mientras pelotas
de alegres colores flotaban alrededor como estrellas. Se presenta con unos
enormes auriculares, minifalda y medias de plástico como si se tratara de una
estrella pop, creada por ordenador con un look que mezcla los años setenta y
noventa. Dos lazos amarillos de plástico colocados en los hombros a modo de
alas recuerdan la figura de un ángel como intermediario entre el cielo e
infierno. Desde entonces, sus enormes fotografías en color y sus videos han
sido producidos por un equipo de 8 a 19 socios y numerosos esponsors
<Miko no inori>
Las superproducciones de Mori necesitan de especialistas en
vestuario y joyas, estilistas, peluqueros y maquilladores artísticos, técnicos,
iluminadores y un equipo de filmación, expertos en composición, sonido,
animación y diseño por ordenador, para crear un perfecto montaje pictórico. Mariko
es la directora, dramaturga, cantante y actriz principal de sus fotografías,
videos y representaciones. Y de forma tan perfecta como la presentación, cada elemento
visual o acción cinemática están trabajados en distintas fases. La artista
integra completamente los nuevos mundos visuales, oscilando entre pasado,
presente y futuro, sueño y ficción, tradición y modernidad, religión,
naturaleza y tecnología, profundidad y humor con su propio ciber-realismo. Mezcla
y unifica contrastes cuyos límites oscilan con fluidez en las composiciones. Manipula, sintetiza y
armoniza con el deseo de crear un mundo mejor al otro lado, aunque sin ningún
tono crítico, porque su misión es describir la iluminación en el nirvana. El budismo cree en la
reencarnación y en un estado de paz bendita. Las visiones pictóricas de Mori
convierten las posibilidades del mañana en la realidad del hoy.
Vestida con un flamante vestido blanco y rosado y
puntiagudas alas de plástico angelicales, espera en un aeropuerto japonés con
una bola de cristal en la mano. En sus ojos aparecen rayos de luz cuando mira a
la bola de cristal, es decir, al futuro. Este video titulado Mirko no inori
(1966) parece ser programático de toda su obra, en la que pone todo su empeño
en unificar su arte y su filosofía, su religión y sus visiones
mágico-espirituales.
<Kumano>
En la fotografía Kumano, realizada dos años después, Mori
paece haber encontrado su futuro autorretrato. A la izquierda de la imagen, se
encuentra ella arrodillada ante un puente rojo, como los que pueden verse en
los templos japoneses. Con un tocado hecho con perlas y telas preciosas, es la
encarnación del Japón tradicional. Al fondo surge una cascada entre los
árboles. A la derecha de la fotografía, Mori está de pie ante un templo
poligonal de aspecto futurista, el Dream Temple (el templo de los sueños), cuya
forma es una reminiscencia de las antiguas tradiciones arquitectónicas
japonesas. Su figura es casi trasparente, hasta tal punto se trata de una
difuminada aparición virtual del futuro. E incluso ella, como si estuviera
envuelta en brumas o en una luz resplandeciente, se muestra casi incorpórea o
todavía no palpable. Las dos escenas están conectadas por el mismo fondo de
bosque y los antiguos caracteres escritos en la parte superior, pintados en la
superficie de la fotografía.
<Dream temple>
En su ultimo trabajo, Dream temple (el templo de los sueños,
1999), Mori tomó el templo digital de Kumano y lo llevó más allá
transformándolo en un verdadero <Gesamtkunstwerk> y obra de arte total. Es
este su proyecto más multidisciplinar hasta la fecha, en el combina
arquitectura, diseño gráfico por ordenador, efectos tridimensionales y un
sistema de visualización en cúpula y de realidad virtual para explorar la
naturaleza de la consciencia humana. Con un diámetro de 10 m y una altura
de 5 m, el octogonal Dream Temple está
formado por cristal ordinario y dicroico
cuya superficie ligeramente brillante e iridiscente cambia con la luz.
Está basado en el templo Yumedono de Nara, construido en el siglo VIII para
albergar la estatua de Bodhisattva en una atmósfera meditativa. El templo de
Mori, evidentemente, carece de divinidad, cuyo lugar es ocupado por el
espectador que penetra en el edificio central para descubrirse a sí mismo en
una proyección de video total, en la que las imágenes abstractas de cuerpos
astrales se convierten en imágenes de germinación y crecimiento. Y precisamente a causa de la
perfecta manipulación y presentación de Mori, que al mismo tiempo hace pensar
en la ingeniería genética y combina lo real con futuristas utopías oníricas, el
término <surrealismo cyborg>- acuñado por Donna J. Haraway- parece
aplicable a la obra de Mariko Mori.
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