Viviendo la posteridad


Ya estamos instalados en la posteridad. En cada pequeño acto de nuestra vida cotidiana, está la intención de dejar una pequeña huella, una marca. Por ejemplo, en el mensaje que dejamos en nuestra red social favorita, ese que todos leerán si nos morimos antes de desactivar la cuenta; en las fotos de la última fiesta o reunión, que colgamos presurosos y exhibicionistas. O en los blogs que llenamos con nuestras obsesiones preferidas.

Vivimos para una imaginaria posteridad, cuando menos podemos jugar a que esta existe, y tomar la delantera eternizándonos en mensajes, ideas y opiniones.

Por eso invitamos a quien lo desee, a dejar una huella en este espacio.


lunes, 12 de marzo de 2012

Quicksilver Messenger Service: El esplendor del desmadre hippiedélico // Por Diego Beatfolk


                 


Fueron quizá el grupo más infravalorado de la movida de San Francisco en los años sesenta, tratándose más bien  de verdaderos gigantes que poseían un distintivo sonido de sobrenatural seducción y belleza.
 Por momentos podían parecer unos Yardbirds de la Costa Oeste americana, con una natural disposición para bordar intrincadas improvisaciones de afiebrados contornos, sutiles entrelazamientos de guitarras que alcanzaban un grado de pureza y lirismo que sólo duplas como Campbell/Hill de The Misunderstood o Verlaine/ Lloyd de Television(por lo tanto, Deebank/Lawrence de Felt aunque con un estilo de guitarras más cristalino) y otros escogidos han vuelto a poder reproducir.

Su historia comienza por el año 1964, cuando un joven guitarrista llamado John Cipollina conoce a Jim Murray, un hippie de una comuna de Marin County que tocaba el banjo y la armónica, quien le presenta a un tal Chester A. Powers (más conocido por su seudónimo Dino Valenti), que ya por entonces contaba con una cierta reputación como compositor al atribuírsele el himno Let’s get Together (más tarde versionado por los Youngbloods) y Hey Joe, que en realidad pertenecía a un folkie llamado Billy Roberts (fue ampliamente versionada por los Leaves, los Love, Los Byrds y Jimmy Hendrix)
La invasión británica estaba en su apogeo y no faltaba mucho para el momento de la electrificación del folk cuando Valenti les propone formar un grupo al estilo de los Beatles, pero desgraciadamente cae por posesión de droga y lo condenan a un año y medio de prisión.

Dino les pide que contacten con David Freiberg, un compañero de celda que acaba de salir luego de dos meses adentro acusado con los mismo cargos;  Freiberg acepta unírseles como bajista y trae consigo al alucinado guitarrista Skip Spence y al baterista de jazz Casey Sonoban, iniciándose así los ensayos en el Matrix, club de rock que dirigía Marty Balin, cantante de los Jefferson Airplane. Aquí acontece que Balin se “roba” a Spence para que toque batería en su grupo (más tarde, en 1966, los abandonaría también parta unirse como guitarrista a los no menos legendarios Moby Grape), y Sonoban les deja para irse a la India.

Para suplirlos, Cipollina y compañía reclutan a Gregory Elmore y Gary Duncan, baterista y guitarrista respectivamente de The Brogues, una notable banda de garaje del valle de San Joaquín que se había hecho conocida a raíz de un single que contenía una excelente versión del  I ain’t no miracle worker que popularizaron la Chocolate Watch Band.
Por fin completos, viven por estos días a salto de mata e incluso durmiendo en el Plymouth del 54 de Cipollina; pero a pesar de las dificultades empiezan a compenetrarse mágicamente y van puliendo un potente rock progresivo enraizado en una mezcolanza de blues, folk y jazz.

En el ambiente de San Francisco se palpa una efervescencia musical que anuncia la próxima eclosión psicodélica. Pero el pobre de Valenti tenía la negra, pues recién salido del penal vuelve a ser arrestado por lo que el grupo debuta sin él en 1965: desde un principio queda demostrado que están hechos para la escena, con sus abrasivas guitarras y sus explosivas versiones de clásicos del rock ‘n ‘ roll.
Viven en una casa flotante al norte de la bahía de San Francisco hasta que las autoridades desalojan lo a los núcleos beatniks de la zona y queman las casas.

Un día, Ron Polte, el último de una larga serie de managers, la mayoría de los cuales acaba tras las rejas, les consigue un concierto en un multitudinario festival que cuenta con el mismo equipo de luces y sonido del mítico Trips Festival de Ken Kesey y sus Merry Pranksters, con el light show psicodélico a cargo del mago Bill Hamm y su revolucionaria máquina de colores líquidos bautizada como Vision in Motion.

Convertidos en una de las presencias habituales de los festivales al aire libre, participan el sábado 14 de enero de 1967 en el histórico Pow-Wow’ A gathering of the tribes for a human be-in, la ceremonia de transmisión del cetro de la protesta contracultural a la que asiste toda la vieja guardia beatnik al completo: Richard Alpert, Ferlinghetti, Ginsberg, McClure, Kerouac, Snyder, Timothy Leary, Bob Dylan, y en la que tocan los mismísimos Beatles, Doors, Jefferson Airplane y la práctica totalidad de las bandas locales.

Luego, los Quick’ emigran hacia el valle de San Gerónimo y en Point Reyes Station alquilan un rancho con caballos y vacas dando rienda suelta a su fascinación por el Lejano Oeste, vistiendo con botas y sombreros de cowboy y haciéndose tomar fotos que enviarán a las casas discográficas, al tiempo que juegan a indios y cowboys en ácido con los Grateful Dead quienes tienen por la zona una especie de colonia para abortos desviados llamada Camp Lagunitas.

El sábado 17 de junio de 1967 los Quick’ viajan para participar en el Monterey Pop Festival, pero para mala suerte de sus fans, alegando motivos de imagen no dan su consentimiento para aparecer ni en el disco ni en el famoso documental de Pennebacker. (Sin embargo, hoy en día circula el dvd Monterey Pop: The Outtake Performances, donde se les puede ver interpretando Dino’s song)

Se cuenta que después de las actuaciones oficiales, en el backstage se dieron algunas jam-sessions con  la participación de varios músicos; en una de estas se juntaron Cipollina y Freiberg con Jack Casady, Jimmy Hendrix, Jorma Kaukonen y Bob Weir, con un resultado de lo más explosivo.

En cambio el grupo participa en el film Revolution, un documental rodado en las calles de San Francisco durante el verano del amor de 1967.

Por fin en octubre de 1967 reciben una oferta de Capitol para grabar, constituyendo una de las últimas bandas locales en firmar por un sello grande. Su única condición exigida fue la de contar con un equipo de ocho pistas en lugar del de cuatro, que era el usual en esos días.

En diciembre de 1967 inician las sesiones de grabación del primer Lp con Harvey Brooks y Nick Gravenites (ambos de Electric Flag) en la producción, en un ambiente totalmente amigable.

Este formidable primer disco de título homónimo aparece en el emblemático mayo de 1968, con portada del ilustrador Rick Griffin y conteniendo 6 temas: uno del ausente Valenti (Dino´s song), el irresistible pride of a man, the Hamilton Camp; la excelente light your Windows, la belleza de  It´s been too long (atribuida a Polte)… en todos destacan la voz profunda que puede ser de Freiberg además del magistral manejo del vibrato de guitarra de Cipollina, y los magníficos coros… y dos obras maestras del acid rock psicodélico: Silver &gold y The fool, con unos cruces de guitarra entre Cipollina y Duncan verdaderamente demenciales.

Silver & gold combina los ritmos característicos de Bo Didley con el swing jazzístico del Take Five de Dave Brubeck, surcado con los imparables solos de guitarra; y The fool es otro entrelazado de guitarras, voces y efectos de más de doce minutos, en fin, dos portentosas y sublimes incursiones experimentales de inspirado lirismo atribuidas a Duncan.

Luego, presionados por Capitol, editan un single conteniendo dos temas inéditos: Bears y Stand by me, que obtiene poca repercusión, sin embargo actualmente se ha convertido en pieza de coleccionista .

Su segundo LP Happy Trails es publicado en marzo de 1969, con una portada vaqueraza concebida por George Hunter de The Charlatans como un claro homenaje a los pintores americanos del siglo XIX. La mayor parte del disco la constituye material grabado en vivo durante cuatro conciertos, dos en el Fillmore East de New York y dos en el Fillmore West de San Francisco, más algunas sesiones complementarias grabadas en vivo en el Golden State Recorders Studios de San Francisco, y muchos consideran que fue lo mejor que hicieron nunca, porque constituye un documento que los captura en su más pura esencia, con sus largos e intrincados desarrollos instrumentales, con las excesivas guitarras de Duncan y Cipollina en pleno trance, bordando una obra maestra de la psicodelia.





El álbum se cierra con el Happy Trails de Dale Evans, cantada por Elmore, melodía que se empleaba por aquel entonces como sintonía del show televisivo del cowboy Roy Rogers.

Luego de este disco, Duncan se fue con Valenti, que acababa de salir de la cárcel , para formar el grupo The Outlaws en Nueva York, cerrándose así la primera y más gloriosa etapa de Quicksilver Messenger Service.

Para subsanar la pérdida de Duncan, Cipollina recluta al músico de sesión británico Nicky Hopkins (al que admiraban por su toque de piano en el Beggar´s Banquet de los Stones) grabando con él el tercer LP, Shady Grove, de 1969, bastante orientado al country y al folk, con la bucólica portada de L.K. Hollister.

Abren con un enérgico tema que da nombre al disco, y siguen con la melancólica Flute song, con Freiberg en la voz y violín; también destacan Words can´t say y Holy Moly con la tremenda voz y los complejos riffs de guitarra de Cipollina. El disco se graba en sólo seis días pero lo acaban cuatro meses después a causa de las borracheras y las fiestas que se armaban en el estudio a la hora de montar las mezclas.

Tras un año de su partida y viendo que con los Outlaws no pasaba nada, Valenti y Duncan se reincorporan a Quicksilver para recordar los viejos tiempos, convirtiéndose en un sexteto.

El grupo recala en Hawaii, reencontrándose con Jim Murray, viviendo a lo grande y sin problemas. Según Cipollina: “Teníamos todo un ejército de ayudantes, conductores, cocineros, roadies, etc. Alquilamos el mejor piano de la isla –un Baldwin- y nos metimos en el estudio”. Allí tramaron sus dos siguientes LP´s: Just for love y What about me, ambos con portadas del artista hawaiano Mike Cantrell.

Just for love se graba entre mayo y junio de 1970 en una cabaña de caza transformada en estudio de grabación. El misterioso Jesse Oris Farrow, que firma todos los temas, es un nuevo seudónimo de Dino Valenti, más prolífico que nunca, con su inconfundible estilo vocal. Una pieza que destaca es Fresh air (una oda camuflada a las excelencias del “californian sunshine”, una variedad muy apreciada de LSD).
   






En diciembre de 1970 se publica What about me, parte del cual proviene de las mismas
sesiones de grabación que el anterior más unas complementarias hechas en estudios de Hollywood y San Francisco. Hopkins abandona al grupo a mitad de la grabación, en julio de 1970 y es reemplazado por Mark Naftalin. Luego se va el manager Ron Polte y el 5 de octubre de 1970 hace lo propio Cipollina (Cipollina hizo luego su propia banda, Cooperhead, de la que sólo se conoce un LP; también formó Terry & The Pirates y antes de la reunión de Quicksilver en 1975 tocó como guitarrista invitado del grupo galés Man, en su disco Maximun Darkness).


Equipo que usaba Cipollina


En What about me hay secciones de viento y percusión a cargo de José Rico Reyes (miembro de Santana) y el flautista y saxofonista Martine Fierro, entre otros.

El reorganizado grupo graba el excelente Quicksilver editado en noviembre de 1971, con portada de Burray Olson.  Ojo que aquí no está Cipollina, Duncan se encarga de esa enérgica guitarra; la música es un potente blues-rock progresivo de alto voltaje, con un Valenti inspirado en canciones como la arrebatada declaración de amor Song for Frisco, o en la preciosa Don´t cry my lady love.

No obstante, el disco resulta otra decepción de ventas, pasando absolutamente inadvertido por el público.

En junio de 1971, en plenas sesiones de grabación, Freiberg había sido arrestado por posesión de marihuana por tercera vez y condenado a dos meses de prisión. Cuando sale en libertad ingresa en las filas de Jefferson Starship: la descomposición interna del grupo se sucede, pronto se marcha Mark Naftalin, quien es reemplazado por Chuck Steaks al órgano.

En abril de 1972 editan el LP Comin´Thru con portada de Burray Olson. De nuevo la música es intensa como en el anterior,  destaca el tema Doin´time in the USA.

El grupo se plantea la disolución después de participar en los conciertos de despedida de los Fillmore. El de Nueva York cierra el 27 de junio de 1971 y el Fillmore West Auditorium una semana más tarde. Los conciertos de despedida son celebrados entre el 29 de junio y el 4 de julio y son grabados y editados en el triple álbum Fillmore: the last days.

En marzo de 1973 parece certificarse la desaparición del grupo con la publicación del doble recopilatorio Anthology. Al poco tiempo Capitol les rescinde el contrato. En 1975 Ron Umile, un amigo de Valenti y Duncan, persuade a los miembros originales para reunirse de nuevo con el fin de grabar un nuevo álbum y realizar algunas actuaciones.

Solid Silver se llama este disco de reunificación de los cinco miembros originales, junto a Nicky Hopkins. Mencionamos como anécdota la participación del bajista Mario Cipollina (Huey Lewis & the News), hermano de John.

El  disco es sólo un éxito menor pese a contener composiciones tan sublimes y conmovedoras como Cowboy on the run de Valenti  o Gipsy lights. El quinteto organiza una poco exitosa pequeña gira americana. Quicksilver Messenger Service se disuelven oficialmente en 1977. En 1986 Duncan reaparece rodeado de nuevos músicos en el álbum Peace by piece atribuido a Quicksilver, pero el contenido es mediocre, indigno del histórico legado del grupo. Diez años más tarde, en 1996, Duncan reincide en la fórmula con la edición del doble CD Shape Shifter.

No tuvieron suerte… sin el éxito comercial o reconocimiento masivo a largo plazo de Grateful Dead o Jefferson  Airplane o Hendrix, sin embargo con el paso del tiempo se revaloriza esta leyenda inmortal, la mística inspiración que palpita en sus primeros discos, el asombroso sentido de la improvisación, con Freiberg y Elmore poniendo la base certera y ágil para que Cipollina y Duncan brindaran una experiencia religiosa de guitarras extasiadas en vibrato, wahwah, trémolo y  fuzz;  o las genialidades de Valenti, todo en conjunto testimoniando el estilo de una época y de una revolución irrepetibles.

 
Tributo a los hippies  

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