Viviendo la posteridad


Ya estamos instalados en la posteridad. En cada pequeño acto de nuestra vida cotidiana, está la intención de dejar una pequeña huella, una marca. Por ejemplo, en el mensaje que dejamos en nuestra red social favorita, ese que todos leerán si nos morimos antes de desactivar la cuenta; en las fotos de la última fiesta o reunión, que colgamos presurosos y exhibicionistas. O en los blogs que llenamos con nuestras obsesiones preferidas.

Vivimos para una imaginaria posteridad, cuando menos podemos jugar a que esta existe, y tomar la delantera eternizándonos en mensajes, ideas y opiniones.

Por eso invitamos a quien lo desee, a dejar una huella en este espacio.


viernes, 9 de noviembre de 2012

CARLOS GARAICOA
1967,LaHabana, Cuba




El artista es un interlocutor, y un arqueólogo, de la urbe contemporánea. hasta donde sé, se trata del único artista plástico actual cuya obra toda esta consagrada a una reflexión, y una poética, de la pr
oblemática urbana. Esto corresponde muy bien con la época de urbanización acelerada en que vivimos, un fenómeno que afecta sobre todo al tercer mundo y que está produciendo grandes mudanzas sociales y culturales. Baste pensar que, según los pronósticos, para 2025 dos tercios de la población del planeta habitara en ciudades, y dos tercios de ellos vivirán en países pobres.
Desde sus inicios como estudiantes, Garaicoa ha centrado su obra en el tema de la ciudad, y lo ha mantenido con consistencia como eje fundamental y casi exclusivo, no obstante los cambios en su evolución artística. Estos lo han llevado de una línea más “sociológica” y de intervención urbana al comienzo de su carrera, al acercamiento más formal y poético que predomina en su labor actual.



La Habana, su ciudad natal, ha sido el detonante y la base de su obra, propiciándole una mirada y una sensibilidad particular, moldeadas por el carácter único de esta urbe, que él ha sabido expresar como ningún artista. Garaicoa ha extendido esta mirada con acierto hacia otras ciudades del mundo que también lo han motivado (que van de Nueva York a Luanda), y, mas allá, hacia una visión general de lo urbano. La Habana es una ciudad-museo y a la vez una ruina viviente, donde se mezcla las evidencias de un pasado opulento con la miseria y la crisis social. Es también un símbolo del derrumbe de la utopía, aspecto que centro el “ciclo cubano “del artista quien se proyecto mas allá del tema de Cuba hacia reflexiones de vasto alcance. Así, su video-instalación “Cuatro Cubanos constituye, por un lado, la única obra de valor hasta ahora realizada en ese país sobre un tema tabú: la guerra en Angola. Por otro, sobrepasa su tema concreto para producir una de las imágenes más formidablemente pesimistas con que la cultura contemporánea ha sentido y resumido la crisis de la utopía.
Garaicoa ha hecho casi todo, desplazándose con coherencia entre la intervención urbana, la instalación, la fotografía, el video, el dibujo y la performance a menudo cambiándolos. Algunas piezas mantiene el filo critico inicial, reflexionan acerca de la historia, la utopía los procesos sociales, destacando sus ironías. En esta dirección, su trabajo puede llegar adquirir un sentido testimonial. En otra, estiliza una estética de la ciudad, construyendo refinadas abstracciones de las tramas y perfiles urbanos. Siguiendo su interés en la arquitectura, su trabajo mismo se ha vuelto más constructivo, en el sentido de basarse cada vez más en la creación de estructuras complejas que a menudo discuten las estructuras de las ciudades y arquitecturas reales o imaginadas.






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