Viviendo la posteridad


Ya estamos instalados en la posteridad. En cada pequeño acto de nuestra vida cotidiana, está la intención de dejar una pequeña huella, una marca. Por ejemplo, en el mensaje que dejamos en nuestra red social favorita, ese que todos leerán si nos morimos antes de desactivar la cuenta; en las fotos de la última fiesta o reunión, que colgamos presurosos y exhibicionistas. O en los blogs que llenamos con nuestras obsesiones preferidas.

Vivimos para una imaginaria posteridad, cuando menos podemos jugar a que esta existe, y tomar la delantera eternizándonos en mensajes, ideas y opiniones.

Por eso invitamos a quien lo desee, a dejar una huella en este espacio.


miércoles, 26 de septiembre de 2012

Fabián Marcaccio.



1963. 
Rosario, Argentina


Siguiendo un hilo conductor que bien podría narrar el desarrollo de la pintura materica, o más bien intentar aunar un tipo de pintura que tiene su máxima expresión en el lenguaje de los materiales, podríamos considerar a Fabián Marcaccio como uno de los artistas que más novedades ha aportado a este lenguaje. Si pensamos que tal procedimiento puede ser una fuente común de expresión de pintores tan diversos como Dubuffet, Tàpies o Barceló, para los que parte del contenido de la obra tiene su protagonismo en la propia pintura, así como en la manera en la que ésta  ha ido a parar al propio soporte, es decir, el gesto, la manera en la que la acción de pintar determina la propia obra, Marcaccio además añade en buen grado el concepto de la abstracción generado por la propia naturaleza de los materiales.  El sacar a la luz todo su contenido expresivo y utilizarlo en pos de una obra que tiene mucho de narrativo incluso dentro de su propia abstracción es una de las claves básicas para entender la obra de este pintor argentino formado como filósofo, que parece estar a la zaga de la interpretación de la materia, más allá de la física. Si compartimos la idea de que la pintura evoluciona al ir tomando espacios que a priori no le pertenecen, siendo la tridimensionalidad el más solado y el más imposible en base al concepto del plano, Marcaccio le ha ganado la partida de manera paulatina, desde que comenzó a practicar con la propia pintura pronunciados relieves hasta haber utilizado nuevos materiales que le han permitido anular la bidimensionalidad de la pintura y acercarla a una posible manera de entender la escultura.
De las pinturas matéricamente más sencillas de los 90, en las que Marcaccio parecía limitarse a la yuxtaposición de varios elementos sobre el plano, creando formalmente una acumulación de texturas, ha evolucionado a los grandes murales ondulantes que practica en la actualidad. Son los denominados Paintant Stories, en los que la pintura se despliega en toda su magnitud, a lo largo de varios metros, revelando de manera más clara las yuxtaposiciones conceptuales que Marcaccio pretende revelar ocn la materialidad de su obra. De esta manera, tras una mirada rápida emerge el aparente caos, del que mana de manera analítica una narrativa perfectamente organizada y pensada que parece contradecir con su estructura la inmediatez del gesto brusco y repentino; una explosión de pintura que nos atrapa, dinámica y estática al mismo tiempo.
Un cúmulo de materiales que es al mismo tiempo metáfora de otro tanto de contradicciones, que pululan entre la realidad y la ficción, y nos hacen divagar en un continuo envolvente con forma de pintura que, como el propio Marcaccio dice, usa el espacio pero su tema es el tiempo. 

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