1963 Neumarkt St.Veit, Alemania/ reside y trabaja en Berlín,
Alemania
<Lo que se trata de transmitir no son las minucias de los
caminos y medios andados, sino una especie de informe de viaje destilado, que
se alimenta del recuerdo y de la experiencia actual>
Franz Ackermann demuestra que el arte no sólo puede
enfrentarse con el presente en la fotografía, en el cine, en el arte conceptual
o en la instalación, sino también en la pintura. En cuadros de gran tamaño, que
llegan a dominar el espacio completo,
opera con estructuras, colores, formas, ilusiones y clichés cargados de
asociaciones, para sugerir la percepción del mundo exterior. El momento
fundamental en la obra de Ackermann es el viaje. El enfoque de su pintura lo
desarrolló en los primeros años noventa, durante una estancia de un año en Hong
Kong; luego viajó a Asia, a América del Sur y a Australia. Al principio trabajó
en <mental maps>, pequeñas acuarelas de tamaño de bolsillo; muestran que
a Ackermann no le interesaba reproducir, sino aprender mentalmente esas
culturas. De vuelta al taller, trasladó a cuadros los dibujos cartografiados,
en proyecciones estalladas. Desde 1997, Ackerman trabaja cada vez más con pinturas
globales; las imágenes individuales se unen con líneas en la pared, o se
colocan directamente sobre la pared, hasta formar un panorama espacial, que
semeja una película sin fin. En 1998 llevó a cabo el proyecto <Songline>,
un módulo espacial portátil que rodea completamente al observador y que lo
encierra en sí mismo. Se incluyen también fotografías publicitarias sobre
viajes y de prensa, además de espejos, que retienen las sugerencias de
experiencia del mundo a través de los medios de comunicación y la problemática
de tal experiencia. Estas nuevas coordenadas de la percepción, su dimensión
fascinante y critica, estaban presentes desde un principio en la perspectiva de
Ackermann, Ahora se someten a duros enfrentamientos espaciales, políticos y
visuales, que requieren observaciones reflexivas.
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