Conocida por sus retratos y representaciones de la figura humana en óleo, acuarela y tinta, Marlene Dumas lleva convirtiendo lo personal en político desde hace 25 años, lanzando una granada en un campo del arte en el que la sexualidad (y la política sexual, cuando entra en juego la raza) demasiado a menudo ha resultado ignorada. Así que quizás no sorprenda que, tras el 11 de setiembre y en pleno escándalo por las atrocidades perpetradas en Abu Ghraib, la artista regresara a las representaciones de la muerte, uno de los leitmotiv de su obra junto a la violencia, la religión y la maternidad. Measuring Your Own Grave (2003) presenta a una mujer con los brazos abiertos a modo de alas ( quizás formando una cruz) que contempla un vacío monocromo. Otras obras, como Dead Marilyn (2008), pasan de lo anticipatorio a lo ya desaparecido. Se basa en una imagen post mórtem de Marilyn Monroe y utiliza material fotográfico, como la mayoría de las imágenes de Dumas, algunas de las caules tienen su origen en las Polaroids personales de la artista, mientras que otras se apropian de fuentes pornográficas o de archivos de imágenes. Pero para que la transcripción de la fotografía a la pintura no parezca demasiado directa, los recortes de Dumas descontextualizan a sus sujetos, los separan de su narrativa y de cualquier información que el escenario pueda aportar. Su frontalidad podría sugerir una desagrabable fotografía policial. A menudo tan terrible ne contenido como primorosa en ejecución, la violencia que Dumas logra convertir en expresionista forma pictórica permanece en el nivel de la implicación para inquietar psicológicamente mejor y para provocar desde los puntos de vista ético e ideológico.
Un espacio para exponer, compartir y discutir las ideas más diversas.
Viviendo la posteridad
Ya estamos instalados en la posteridad. En cada pequeño acto de nuestra vida cotidiana, está la intención de dejar una pequeña huella, una marca. Por ejemplo, en el mensaje que dejamos en nuestra red social favorita, ese que todos leerán si nos morimos antes de desactivar la cuenta; en las fotos de la última fiesta o reunión, que colgamos presurosos y exhibicionistas. O en los blogs que llenamos con nuestras obsesiones preferidas.
Vivimos para una imaginaria posteridad, cuando menos podemos jugar a que esta existe, y tomar la delantera eternizándonos en mensajes, ideas y opiniones.
Por eso invitamos a quien lo desee, a dejar una huella en este espacio.
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