Viviendo la posteridad


Ya estamos instalados en la posteridad. En cada pequeño acto de nuestra vida cotidiana, está la intención de dejar una pequeña huella, una marca. Por ejemplo, en el mensaje que dejamos en nuestra red social favorita, ese que todos leerán si nos morimos antes de desactivar la cuenta; en las fotos de la última fiesta o reunión, que colgamos presurosos y exhibicionistas. O en los blogs que llenamos con nuestras obsesiones preferidas.

Vivimos para una imaginaria posteridad, cuando menos podemos jugar a que esta existe, y tomar la delantera eternizándonos en mensajes, ideas y opiniones.

Por eso invitamos a quien lo desee, a dejar una huella en este espacio.


viernes, 15 de junio de 2012

10 PELÍCULAS QUE DEBES VER ANTES DE SER MORDIDO POR UN ZOMBI por PEDRO CASUSOL


Si en la década pasada los vampiros pasaron a formar parte del jet-set del cine de terror clásico, todo parece indicar que serán los zombis los encargados de darle combustible al género, debido a la gran acogida que tienen las hordas de muertos vivientes en las salas.

1.       Los zombis son una plaga de proporciones bíblicas en La noche de los Muertos Vivientes (1968), película que brinda la pauta de lo que será en adelante el zombi en la cultura occidental. Su creador, el entonces joven George Romero, se encargó de plasmaren el imaginario colectivo la imagen de un mundo devastado por zombis que tienen por costumbre devorar gente. Por si fuera poco, el filme fue interpretado como una alegoría al racismo y una sátira al Estados Unidos de entonces. Todo un logro para una película de bajo presupuesto. Se recomienda ver el remake del mismo nombre, producido en 1990 por Romero y dirigido por el maestro en los efectos especiales, Tom Savini, para algunos la mejor película de zombis jamás rodada.


2.        La Tragedia consumista será tratada por Romero en El Amanecer de los Muertos (1978), estrenada diez años después de su antecesora y producida por Darío Argento, quien además editaría su propia versión para distribuirla en Europa. En esta película, concebida como una sátira al materialismo norteamericano, cuatro sobrevivientes llegan a un centro comercial infestado de zombis y descubren que los muertos se la pasan en un simulacro de sus propias vidas, haciendo las cosas que solían hacer cuando estaban vivos, incluso ir de shopping. Esta entrega tiene el mérito de haber creado el subgénero splatter también conocido como gor. No confundir con el remake de 2004 de Zack Snyder, con el que Romero no tuvo nada que ver.


3.       Muerte Diabólica (1981), de Sam Raimi, es una considerada una película de culto. En ella, un grupo de estudiantes tiene la pésima  idea de ir a pasar un fin de semana en una cabaña en medio del bosque, sin saber que encontrará el Necronomicon Ex Mortis, encuadernado con piel humana y escrito con sangre. A partir de entonces, los demonios que habitan el bosque comenzarán por poseer a los estudiantes uno por uno, convirtiéndolos en zombis de la piel verdosa y melena alborotada. La película incluye una escena desopilante en la que las ramas del bosque intentan abrirle el escote a una chica, así como efectos cuadros por cuadro que ahora parecen arcaicos, pero que para la época no lo eran.



4.       Se podría decir que El Regreso de los Muertos Vivientes (1985), además de ser una parodia al cine zombi, es también una etnografía de la década de los 80. Falsa secuela de la ópera prima de Romero, en ella los zombis vienen en cilindros perdidos por el ejército de los Estados Unidos y se alimentan de cerebros para mitigar “el dolor de estar muertos”. Esta película, mezcla de comedia con cine de terror, es la desenfada  cinta de zombis que marca el inicio de una franquicia que continúa produciendo secuelas hasta el día de hoy. Quedará para el registro el baile desnudo que hiciera en el cementerio Trash, personaje interpretado por Linnea Quigley, una chica punk que fantasea con ser devorada por un enjambre de muertos vivientes.


5.       Con la inglesa Exterminio (2002), de Danny Boyle, el subgénero zombi ingresa al siglo XXI. El aletargado muerto viviente de Romero es reemplazado aquí por un veloz y belicoso infectado, muy acorde a las nuevas tendencias en cine de acción, suspenso y terror.
El protagonista, Jim, despierta en un hospital desierto de una Londres devastada por un virus que, ¡oh ironía!, fue liberado accidentalmente en un laboratorio por un grupo de activistas por los derechos de los animales. En lo que a efectos especiales y argumento se refiere, esta debe ser una de las mejores producciones jamás realizadas, aunque el tema zombi no sea un asunto de corte existencialista cono en el cine de Romero.


6.       La también inglesa Shaun of the Dead (2004) retorna al zombi clásico: aletarfado torpe y sumido en un conformismo propio del capitalismo tardío. La película, que mezcla la comedia romántica con el subgénero de los muertos vivientes, satiriza la condición de subempleo y automatismo producto del neoliberalismo, así como el temor al compromiso en el trunco proceso de maduración del protagonista, Shaun. Sin llegar a ser una obra maestra, el film es cumplidor y se disfruta. Los guionistas, fans absolutos del padre del terror americano, le enviaron una copia de la película a través de un contacto por lo que Romero los llamó personalmente para decirles que le había “encantado”. Como premio, los ingleses tuvieron un cameo en La Tierra de los Muertos (2005), filme que cierra la saga original sobre el Apocalipsis Zombi.

 


7.       La española REC (2007) es muchas cosas a la vez: falso documental y película de zombis. Logra mezclar El Exorcista (1973) con El Proyecto de la Bruja de Blair (1999) y Resident Evil (2002) sin que pierda la esencia ni personalidad. De hecho, el film funciona y destaca por el buen manejo de la trama. Todo comienza cuando una reportera y su camarógrafo deciden cubrir un incidente en un edifioc de Barcelona, mientras filmaban el quehacer nocturno de una cuadrilla de bombero. Ahí se encuentran con una extraña infección, al más puro estilo de Exterminio, que pronto descubrimos tiene que ver con una investigación eclesiaástica en torno a la posesión de una niña apellidada Medeiros. La película tiene varias secuelas, remake gringo y hasta juego de video. Todo un éxito. 


8.       Probablemente  Otto; or  Up With Dead People (2008), de Bruce La Bruce, sea la película más desaforada de este decálogo. El director, conocido por sus queer flicks, ensaya aquí una película épica-porno – gay-zombi de corte apocalíptico. En ella, Otto, un chico zombi y gay, vaga por las calles de Berlín buscando afecto, hasta que se encuentra con Medea, una excéntrica directora de cine experimental que quiere hacer de su film un instrumento de crítica contra la sociedad contemporánea. Para ello utiliza a Otto, quien considera un producto del sistema al que pretende atacar. En la película de Medea, que es al mismo tiempo la que estamos viendo, todos aquellos que se vuelven zombis se convierten también en homosexuales, por lo que se va gestando una revolución social que al final termina en una gran orgía zombi-gay. Imprescindible.


9.       Debido a que es una producción 100% hollywoodense, Tierra de Zombis (2009) marca el ingreso definitivo del subgénero a la gran industria cinematrográfica de Estados Unidos.
Si bien el film es claramente una comedia, capta la esencia del cine zombi y cumpe con entregarnos buenas dosis de sangre y acción.
Los personajes experimentan además la vieja fantasía consumista instaurada en el cine de Romero, no dudan ni un segundo en invadir los centros comerciales y usurpar las mansiones de los famosos en Hollywood. El fin del mundo puede ser, en algunos casos, la oportunidad perfecta para cumplir ciertos anhelos materialistas. La secuencia en la que aparece Bill Murray verde, con peluca y haciéndose pasar por zombi, es simplemente memorable.

 

 
10.   La noruega Dead Snow (2009), segundo largometraje de Tommy Wirkola, nos trae nada menos que zombis nazis. Con claras referencias a películas de culto, en especial las dirigidas por Romero y Raimi, esta película parte del esquema clásico de presentarnos a un grupo de jóvenes que deciden aislarse en una cabaña, en este caso en los nevados montes noruegos, donde serán atacados por unos zombis nacionalsocialistas que han permanecido decenas de años bajo la nieve esperando poder recuperar el tesoro que, digamos, les quita el sueño. Esta película, que ha cosechado muy buenas críticas en festivales especializados, supone una recuperación del cine zombi y un claro homenaje a los maestros del género.



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