Sello discográfico | korova
Producción | Kingbird
Dirección artística | Martyn Atkins
Nacionalidad | Reino Unido
Duración | 44: 39
Porcupine dividió a la crítica y a los admiradores. Tal vez,
teniendo en cuenta la agitada génesis del álbum y el pensamiento erizado de
púas que había detrás, ese tenía que ser su sino. Los Bunnymen había encontrado
en el Heaven Up Here de 1981 un respiro para escribir. Su tercer álbum,
precedido por un periodo de bloqueo creativo, era todo menos eso.
Porcupine presentaba las letras más autobiográficas del
cantante Ian Mc Culloch y repugnó a muchos por sus afiliados fardos, incluyendo
a la compañía WEA, que lo juzgó poco comercial. Aunque parezca extraño, la
banda, salvo el guitarrista Will Sergeant, estuvo de acuerdo y volvió al
estudio para utilizar la primera versión como trampolín del segundo intento.
Esta confusión explica un poco la potencia de Porcupine. Su
primer single, <The Back Of Love>, a
ratos atropellado y a ratos onírico, destilaba a la perfección las sensaciones
de sobrecogimiento y extrañeza que solo Echo y los Bunnymen parecían capaces de
conjurar: ¿quién, si no, podía <romper la espalda del amor> de una forma
tan festiva?
El violinista indio Shankar grabó una introducción de sitar
y un estribillo para el segundo single, <The Cutter>, cosa que no agradó
a nadie de la banda. El manager Bill Drummond también grabó una sección de
trompetas. Pese a su enfado, la banda admitió que mejoraba la canción y se quedó.
El público inglés estuvo de acuerdo: <The Cutter> llegó al n.º8 en enero
de 1983 ( y el album al nº2)
Por lo tanto, no era fácil escuchar Porcupine. El
aislamiento de McCulloch y la interpretación cada vez más operística quedaron
algo suavizados por la producción y los sonidos orientales. Menos accesibles y
más torturado, desde luego, pero la escucha repetida recompensa al oyente.
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