Viviendo la posteridad


Ya estamos instalados en la posteridad. En cada pequeño acto de nuestra vida cotidiana, está la intención de dejar una pequeña huella, una marca. Por ejemplo, en el mensaje que dejamos en nuestra red social favorita, ese que todos leerán si nos morimos antes de desactivar la cuenta; en las fotos de la última fiesta o reunión, que colgamos presurosos y exhibicionistas. O en los blogs que llenamos con nuestras obsesiones preferidas.

Vivimos para una imaginaria posteridad, cuando menos podemos jugar a que esta existe, y tomar la delantera eternizándonos en mensajes, ideas y opiniones.

Por eso invitamos a quien lo desee, a dejar una huella en este espacio.


viernes, 22 de junio de 2012

Echo And The Bunnymen | Porcupine (1983)



Sello discográfico | korova
Producción | Kingbird
Dirección artística | Martyn Atkins
Nacionalidad | Reino Unido
Duración | 44: 39


Porcupine dividió a la crítica y a los admiradores. Tal vez, teniendo en cuenta la agitada génesis del álbum y el pensamiento erizado de púas que había detrás, ese tenía que ser su sino. Los Bunnymen había encontrado en el Heaven Up Here de 1981 un respiro para escribir. Su tercer álbum, precedido por un periodo de bloqueo creativo, era todo menos eso.
Porcupine presentaba las letras más autobiográficas del cantante Ian Mc Culloch y repugnó a muchos por sus afiliados fardos, incluyendo a la compañía WEA, que lo juzgó poco comercial. Aunque parezca extraño, la banda, salvo el guitarrista Will Sergeant, estuvo de acuerdo y volvió al estudio para utilizar la primera versión como trampolín del segundo intento.


Esta confusión explica un poco la potencia de Porcupine. Su primer single, <The Back Of Love>, a  ratos atropellado y a ratos onírico, destilaba a la perfección las sensaciones de sobrecogimiento y extrañeza que solo Echo y los Bunnymen parecían capaces de conjurar: ¿quién, si no, podía <romper la espalda del amor> de una forma tan festiva?
El violinista indio Shankar grabó una introducción de sitar y un estribillo para el segundo single, <The Cutter>, cosa que no agradó a nadie de la banda. El manager Bill Drummond también grabó una sección de trompetas. Pese a su enfado, la banda admitió que mejoraba la canción y se quedó. El público inglés estuvo de acuerdo: <The Cutter> llegó al n.º8 en enero de 1983 ( y el album al nº2)
Por lo tanto, no era fácil escuchar Porcupine. El aislamiento de McCulloch y la interpretación cada vez más operística quedaron algo suavizados por la producción y los sonidos orientales. Menos accesibles y más torturado, desde luego, pero la escucha repetida recompensa al oyente.


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