Viviendo la posteridad


Ya estamos instalados en la posteridad. En cada pequeño acto de nuestra vida cotidiana, está la intención de dejar una pequeña huella, una marca. Por ejemplo, en el mensaje que dejamos en nuestra red social favorita, ese que todos leerán si nos morimos antes de desactivar la cuenta; en las fotos de la última fiesta o reunión, que colgamos presurosos y exhibicionistas. O en los blogs que llenamos con nuestras obsesiones preferidas.

Vivimos para una imaginaria posteridad, cuando menos podemos jugar a que esta existe, y tomar la delantera eternizándonos en mensajes, ideas y opiniones.

Por eso invitamos a quien lo desee, a dejar una huella en este espacio.


lunes, 4 de junio de 2012

Richard Avedon


Richard Avedon realizó estudios en la Universidad de Columbia, Nueva York, antes de consagrarse a la fotografía en calidad de autodidacta. En 1944 conoció a Alexey Brodovitch, el legendario director artístico de <Harper’s Bazaar>, con el cual trabajó mucho años. En 1959, la aparición de su libro <Observaciones> tuvo una gran repercusión. Brodovitch había tenido a su cargo la realización, y Truman Capote escribió el texto. La obra contenía principalmente retatos de personalidades y algunas fotos de moda. <Sea indulgente conmigo>, habría ficho Henry Kissinger a Avedon, quien debía hacer su retrato. La total ausencia de miramientos en los retratos de este fotógrafo que, sobre fondo blanco, hacia afluir a la superficie la intimidad de los seres humanos, llamó por primera vez la atención del público y los artistas.

Sus fotografías de moda, en las cuales transcribía su visión personal de un mundo de imágenes vitales, muy próximo de la vida, le valió una extensa publicidad. En efecto, Avedon rompía con la fotografía de estudio, llevando a su modelos hacia las calles de París, lo cafés y las vistas. La foto Dovima con elefantes, traje de noche Dior, Cirque d’ Hiver, París, agosto de 1955, es una de las más celebres fotografías de moda de Avedon y ciertamente una de las más insólitas. Su interés reside simultáneamente en el inusitado contraste y la impresión general de una inefable elegancia. Esa fotografía marca el comienzo de una nueva era en la puesta en escena fotográfica. La fotografía de moda de Avedon, que se fue reduciendo cada vez más con el paso de los años qy que hacia 1970 se aproximaba a su retratos fotográficos, se convirtió en una ineludible referencia para toda una generación de fotógrafos.

Poco después, originó un escándalo con una serie,q ue es también un documento sobre sus relaciones con el padre, Avedon le arrancaba gestos y expresiones que había visto en su juventud y habían impregnado su imagen de la figura paterna. Pero es también una serie conmovedora sobre la lenta degradación de una fuerte personalidad y sobre su retraimiento en sí misma.

Con su libro < In the American West>, Avedon quiso romper con el mito del oeste norteamericano, del mundo llano e idílico de los cowboys, para mostrar otro aspecto: el de los obreros y los mineros de los desocupados y los pequeños empleados, de los blancos, negros y latinoamericanos. La lastimosa imagen que ofrecía del oeste norteamericano provocó indignación y fue considerada como algo pernicioso.

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