Viviendo la posteridad


Ya estamos instalados en la posteridad. En cada pequeño acto de nuestra vida cotidiana, está la intención de dejar una pequeña huella, una marca. Por ejemplo, en el mensaje que dejamos en nuestra red social favorita, ese que todos leerán si nos morimos antes de desactivar la cuenta; en las fotos de la última fiesta o reunión, que colgamos presurosos y exhibicionistas. O en los blogs que llenamos con nuestras obsesiones preferidas.

Vivimos para una imaginaria posteridad, cuando menos podemos jugar a que esta existe, y tomar la delantera eternizándonos en mensajes, ideas y opiniones.

Por eso invitamos a quien lo desee, a dejar una huella en este espacio.


lunes, 23 de julio de 2012

El Cine de la Oscuridad Exterior Por Martín Mauricio



Dentro de los cineastas que aparecieron en los ochenta, los hermanos Ethan y Joel Coen llegaron a convertirse en el paradigma de lo que se denominaba cine postmoderno. Esta nueva tendencia que desdeñaba el elitismo y hacia una re-lectura de los diferentes géneros preexistentes, tenía la intención de criticar, ya no de forma convencional, las imágenes clásicas y modernas de los diferentes circuitos cinematográficos.
Aunque el concepto no arrancó desde el cine, para Umberto Eco no se limitaba a un periodo determinado, sino a una actitud más espiritual. Desde un inicio los hermanos nacidos en Minnesota mostraron, de una manera más exhaustiva y simultánea, los diversos géneros que iban desde el cine negro (Sangre Fácil, El hombre Que Nunca Estuvo) la comedia de situaciones(Educando Arizona), los filmes de gansters ( De Paseo a la Muerte), o el policial(Fargo), pero como dijimos es en su “actitud” donde encontramos los elementos recurrentes en todas sus películas: el juego del humor sarcástico, la mala suerte como base del relato, un cinismo intelectual que provoca el rechazo de muchos críticos y, por supuesto, una mirada fatal, oscura y pesimista de la sociedad americana. Dentro de su cine siempre ha estado la destrucción del sueño americano gracias a dos elementos fundamentales: la ambición desmedida y una variedad de personajes patéticos o esclavos de la monotonía. A partir de eso, lograban siempre una precisión asombrosa en tiempo y espacio para contar una historia sin dejar de lado ninguna artista que parezca un artificio de último instante. Sin embargo la receta comenzaba a gastarse y se puso de manifiesto en sus dos últimas películas: El Quinteto de la Muerte y Crueldad Intolerable. Intentos arrogantes y fallidos de estilos añejos, dejando en evidencia una alarmante falta de ideas.
Después de cuatro años de ausencia y varios proyectos fallidos, Cormac McCarthy- el escritos vivo más importante de EE.UU.- se convirtió en el bálsamo de su nueva etapa. Sus novelas son perforaciones constantes, rigurosas y violentas sobre la desdicha, la fatalidad y el destino, elementos en común del cine de los Coen. “No Country For Old Men” es la novela más cinematográfica de McCarthy. Explorando la naturaleza humana de sus personajes de una forma poética y épica, y es por eso que al trasladar esta literatura al cine los Coen han compuesto una de las películas americanas más perfectas en mucho tiempo.



“Sin Lugar para los Débiles”
Desde un inicio el filme nos presenta la historia de tres personajes en tres escenas memorables. Primero con la voz en off del Sheriff Bell ( un soberbio Tommy Lee Jones) reflexionando sobre la sociedad actual.  A través de planos panorámicos los Coen nos muestran de forma árida y minimalista la inmensidad del West Texas y esas imágenes son apoyadas por el tono de desencanto y la desilusión sobre una época ausente. En la voz afligida del Sheriff Bell percibimos que, a pesar de venir de una estirpe de hombrs de justicia, existe en él incredulidad, una falta de reacción y desgano que se va acrecentando mediante los grandes angulares y la fotografía limpia del sur americano. Bell va a ser el personaje que inicie y cierre la historia, pero es un personaje gris, aletargado, que no comprende cómo su país ha cambiado y se ha vuelto preso del desencanto y del temo. Temor hacia la maldad existente que aparece silenciosa, inquietante y despiadada en la persona de Antón Chigurh ( Javier Bardem).
Con una toma aérea sobre su rostro observamos el placer del crimen, pero sobre todo, la naturaleza del mal que radica en él. A diferencia de Lester Ballard o el Juez Holden (personajes memorables de McCarthy), esa maldad es parte de sus principios, un compromiso con él mismo y contra quién se cruce por su camino y lo desafíe. Y la única persona que lo hace es Lewelyn Moss(Josh Brolin). Cazador furtivo y veterano de guerra, Moss es un luchador que ha visto esa maldad de cerca, la ha combatido y por eso su actitud imperturbable al ver los muertos de una supuesta matanza que evoca al O.K. Corral. Sorprende su carculadora ambición de ir por el dinero, de escoger un destino incierto y ciertamente cruel. Con una depurada estructura de sus secuencias, con una espléndida fotografía que acompaña a una estilizada composición de los plano y un manejo cuidadoso de las elipsis, vamos a seguir el recorrido de un superviviente que no es héroe ni villano, sólo un vaquero retirado que sabe que tiene la única oportunidad para tener una vida mejor en un territorio totalmente decadente.
Sin lugar Para los Débiles es una película difícil de clasificar en el cine de los Coen, tiene un tono mucho más sombrío, áspero y con una sorpresiva ausencia de humor y escasos diálogos. En muchos casos parece un policial y el Sheriff Bell nos recuerda al personaje de Fargo, así como tiene características del cine negro colocando como eje central la violencia y el suspenso. La escena del “duelo” entre Chigurh y Moss nos recuerda a un western, donde el inmenso desierto se traslada a las calles vacías y oscuras de West Texas. Lo que sí existe en esta película es una confrontación tenaz entre dos hombres persistentes y luchadores. Diferente es el caso del sheriff Bell. Él es  un simple observador, incrédulo en relación a lo que está pasando, con un profundo sentimiento de culpa que lo lleva a llegar siempre tarde a todo pero no por su ineficacia, sino para evitar la violencia que lo rodea  y poder escapar de ese miedo literal que recorre en sus gestos y reflexiones. Bell es todo lo opuesto a un Moss que se enfrenta con valentía y tenacidad a Chigurh, hacia una suerte fatal. Porque Chigurh es también la imagen del destino que aparece como las monedas que carga, y con las que decide, como en un juego, quien debe vivir y quién no. Y sólo hay dos maneras de afrontarlo: peleando contra él o tratar de nunca encontrarlo.
Al final, una vez que la persecución ha terminado, toda esa violencia enfermiza y brutal va desapareciendo lentamente.
Al igual que Bell, nosotros también la dejamos de ver, y en algnos casos no nos enteramos de lo sucedido. Ya no es necesario estamos llenos de ella, esta pasa a ser sugestiva porque la encontramos en todos lados y como dice resignadamente el Tío Moss, “ no podemos detener lo que viene”. Frase genial que precede la última aparición de Chigurh en la pantalla.
A pesar de lo que le sucede, sigue vivo y continua su camino para cruzarse con la desgracia de alguien más. Es el mal que no se puede detener. Y definitivamente no lo va a hacer Bell, pues en la soledad del retiro nos explica que este no es un país para viejos Sabemos por su sueño que no sólo se refiere a anciano lisiados y veteranos de guerra,  sino a aquellas personas que habitan en la resignación, que esperan que otros hagan las cosas que uno mismo debe realizar. Este no es un país para que los que cabalgan lentamente hacia el ocaso.


1.Fargo (1996)
En Fargo se resume el estilo cínico, sarcástico y crítico que han logrado transmitir a lo largo de su filmografía. Así como su cine, Fargo es una película de contrastes, que se mueve entre la comedia despiadada hasta el policial más trágico.
Desde el comienzo, los Coen nos presentan una historia real que no lo es: un padre de familia y hombre de negocios que está sumergido en la impotencia, unos criminales torpes y poco inteligentes, y por supuesto un(a) héroe de relato policial que tiene siete meses de embarazo. Fargo es una historia llena de personajes anodinos, presas del tedio, pero que son filmados desde la desgracia y la ironía. Sin embargo, lo maravilloso de la película está en el retrato de las diversas personalidades humanas que se mueven en los desolados y níveos paisajes de Minnesota, donde cada plano, cada diálogo está estrictamente planificado y la cadencia del film reposa sobre la ingenuidad de estos personajes que luchan desespe por ser reales, aunque sus historias sean disparatadas y absurdas.


2. El Gran Lebowski (1998)
El Gran Lebowski trasciende todos los modelos anteriores (posteriores también) del cine de los Coen. Es como si fuera una película sobre “nada”, rebosante de diálogos sin sentido, situaciones inverosímiles que superan lo ridículo, personajes extremos y caricaturescos de escenas coloridas y viajes oníricos. También encontramos el símbolo de la contracultura, de la crítica hacia el elitismo impostado, de la guerra y violencia como forma de vida americana. Y claro, nos encontramos también con el “Dude”, un personaje profundamente humano, un clásico romántico que celebra la vida de una bata de baño y jugando a los bolos. “Un hombre perfecto para su época y estilo, alguien que encaja perfectamente en la sociedad en que vivimos”.


3.De paseo a la muerte (1990)
De paseo a la Muerte es el gran ejemplo de que los Coen no solo hacían una revisión de géneros Inspirados en las novelas de Dashiell Hammert y en los filmes de los treinta, la película ambientada en una ciudad sin nombre donde sus personajes presentaban las preocupaciones cotidianas, acarreaban algunos problemas sentimentales, pero mantenían una amistad inquebrantable. Claro que hay balaceras  y corrupción; y casinos y matones y todo eso, pero el lirismo con que esta descrita la violencia demuestra que los Coen proponían una narración más fluida, manejada a través de magníficos travellings y profundidades de campo. Cerca de cumplir 20 años, De paseo a la muerte se enriquece todavía en su virtuosismo y en el detalle.


4. Barton Fink (1991)
Barton Fink es la historia de un escritor y del síndrome inevitable de la página en blanco. Escrita durante la filmación de De Paseo a la Muerte, los Coen abordaron toda la paranoia que acoge un joven dramaturgo (John Turturro) durante el proceso creativo luego de un breve éxito como escritor en Broadway. Con una directa crítica a esa demoledora maquinaria de sus sueños que es Hollywood, la película se concentra en el aislamiento del escritor ante la presión que este laberinto de ideas y situaciones se resuelven en un artificio surrealista, donde lo real llega a ser más importante que la ficción, sobre todo si esta última está oculta en una pequeá caja de cartón.

5. Educando a Arizona (1987)
Educando Arizona es el retrato perfecto de los comienzos de una década de cambios en los EE.UU, y es también la aventura más disparatada y justa por conseguir el verdadero sueño americano: ya no el del dinero, sino el de conformar una familia. Combinando todos los modelos posibles de las comedias clásicas y del cartoon, el matrimonio McDunnough se esfuerza por conseguir lo que la sociedad les impide, celebrando la anarquía como principio moral y como única salida al orden establecido. Educando Arizona es la película más nostálgica de los Coen y sin embargo hay una pequeña dosis de optimismo que hasta la fecha no lo han querido recuperar.

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