Viviendo la posteridad


Ya estamos instalados en la posteridad. En cada pequeño acto de nuestra vida cotidiana, está la intención de dejar una pequeña huella, una marca. Por ejemplo, en el mensaje que dejamos en nuestra red social favorita, ese que todos leerán si nos morimos antes de desactivar la cuenta; en las fotos de la última fiesta o reunión, que colgamos presurosos y exhibicionistas. O en los blogs que llenamos con nuestras obsesiones preferidas.

Vivimos para una imaginaria posteridad, cuando menos podemos jugar a que esta existe, y tomar la delantera eternizándonos en mensajes, ideas y opiniones.

Por eso invitamos a quien lo desee, a dejar una huella en este espacio.


viernes, 6 de julio de 2012

Rick Owens


“Dirty habits – that’s what my clothing is  all about”
Existe otro Los Ángeles al margen de las relucientes piscinas color turquesa de David  Hockney y el agresivo <Viva Hollywood!> .Fea, pobre, decadente y más que eso poco perversa, ésta es la cara de su ciudad adoptiva desde 1994  que Owens  ha adoptado por evocar con su ropa. Pese a haber conquistado a numerosos partidarios de su moda desde Barneys a Browns, no empezó a presentar formalmente sus creaciones hasta febrero de 2002. Owens no tiene intención de mudarse a la Costa Este. Nacido en 1961 y criado en Porteville ( una pequeña población del sur de California), entre porros, cerveza y la música de Lynnard Skynnard, Owens también leía el Vogue francés, descubrió a Mugler y escuchaba a Mahler. Owens siempre se ha sentido atraído por la perversa sofisticación urbanita. En 1979 se trasladó a Los Ángeles para estudiar pintura en la academia Otis Parsons. Decepcionado con el mundo del arte, se especializó en corte de patrones en una escuela técnica, y posteriormente trabajó en el sector de las prendas de ocasión.
Aunque poco ortodoxa, esta formación proporcionó al trabajo de Owens una rigurosa base técnica. El diseñador cita también influencias históricas como Vionnet, Fortuny y Grés, modistos todos ellos famosos por su interpretación escultural del cuerpo. Todo ello confiere a la ropa de Owens sutileza y serenidad: formas elegantes  y alargadas, colores suaves y la insistencia en una fabricación exquisita pero experimental. Con un toque desastrado al estilo Hollywood Boulevard, sus creaciones dan la impresión de ser un compendio de todo lo expuesto más arriba atropellado por un coche robado. 


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